1 Pedro 1:22 - Referencia Cruzada

Pues nosotros, por medio del Espíritu, esperamos por la fe la esperanza de justicia. (Gálatas 5:5)

Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. (1 Juan 3:14)

Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. (2 Tesalonicenses 2:13)

Porque Dios no es injusto como para olvidarse de la obra de ustedes y del amor que han mostrado hacia Su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos. (Hebreos 6:10)

Siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos, como es justo, porque su fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de ustedes hacia los demás abunda más y más. (2 Tesalonicenses 1:3)

Es por medio de El que hemos recibido la gracia y el apostolado para promover la obediencia a la fe entre todos los Gentiles, por amor a Su nombre; (Romanos 1:5)

Ustedes corrían bien, ¿quién les impidió obedecer a la verdad? (Gálatas 5:7)

Honren a todos, amen a los hermanos, teman (reverencien) a Dios, honren al rey. (1 Pedro 2:17)

Acérquense a Dios, y El se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo (que dudan), purifiquen sus corazones. (Santiago 4:8)

Un mandamiento nuevo les doy: 'que se amen los unos a los otros;' que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. (Juan 13:34)

Y por ellos Yo Me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad. (Juan 17:19)

pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación. (Romanos 2:8)

en pureza, en conocimiento, con paciencia, con bondad, en el Espíritu Santo, con amor sincero, (2 Corintios 6:6)

Porque éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. (1 Juan 3:11)

Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. (Hebreos 11:8)

Si alguien dice: "Yo amo a Dios," pero aborrece a su hermano, es un mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. (1 Juan 4:20)

Por tanto, el que rechaza esto no rechaza a un hombre, sino al Dios que les da a ustedes Su Espíritu Santo. (1 Tesalonicenses 4:8)

Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. (Apocalipsis 2:4)

Que el Señor los haga crecer y abundar en amor unos para con otros, y para con todos, como también nosotros lo hacemos para con ustedes; (1 Tesalonicenses 3:12)

El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno. (Romanos 12:9)

Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. (Juan 15:3)

Y éste es Su mandamiento: que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como El nos ha mandado. (1 Juan 3:23)

Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. (Hechos 6:7)

Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres (1 Pedro 3:1)

¿No saben ustedes que cuando se presentan como esclavos a alguien para obedecerle, son esclavos de aquél a quien obedecen, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? (Romanos 6:16)

En conclusión, sean todos de un mismo sentir (tengan todos armonía), compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde; (1 Pedro 3:8)

¡Oh, Gálatas insensatos! ¿Quién los ha fascinado a ustedes, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado? (Gálatas 3:1)

a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza. (1 Timoteo 5:2)

Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado. (2 Timoteo 1:14)

y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente (autor) de eterna salvación para todos los que Le obedecen, (Hebreos 5:9)

Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. (1 Pedro 4:8)

Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad. (Juan 17:17)

y ninguna distinción hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. (Hechos 15:9)

Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, (Santiago 2:15)

Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? (1 Pedro 4:17)

Pero el propósito (la meta) de nuestra instrucción (nuestro mandamiento) es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera. (1 Timoteo 1:5)

Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne (del cuerpo), vivirán. (Romanos 8:13)

Tal como te rogué al salir para Macedonia que te quedaras en Efeso para que instruyeras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas, (1 Timoteo 1:3)

Esto les mando: que se amen los unos a los otros. (Juan 15:17)

¿cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno El mismo se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo? (Hebreos 9:14)

a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. (2 Pedro 1:7)

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. (1 Juan 4:7)

Permanezca (Continúe) el amor fraternal. (Hebreos 13:1)

A Dios nunca Lo ha visto nadie. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y Su amor se perfecciona en nosotros. (1 Juan 4:12)

Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, (Filipenses 1:9)

No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. (1 Timoteo 4:12)

esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. (Efesios 4:3)