Nueva Biblia Latinoamericana
Esta confianza tenemos hacia Dios por medio de Cristo. (2 Corintios 3:4)
No que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, (2 Corintios 3:5)
el cual también nos hizo suficientes como ministros (servidores) de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. (2 Corintios 3:6)
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, de tal manera que los Israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés por causa de la gloria de su rostro, la cual se desvanecía,
¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del Espíritu? (2 Corintios 3:8)
Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia. (2 Corintios 3:9)
Pues en verdad, lo que tenía gloria, en este caso no tiene gloria por razón de la gloria que lo sobrepasa. (2 Corintios 3:10)

Otras publicaciones relacionadas con "2 Corintios 3:7":

Dr. Roberto Miranda
Dios siempre tiene una salida
Enseñanza basada en 2 Corintios 4:7-10 sobre cómo tener fe en que Dios siempre tiene una salida para nosotros en situaciones difíciles.


Samuel Acevedo
Velos que nos prohíben ver la gloria de Dios
Artículo sobre cómo los velos nos impiden ver la gloria de Dios y cómo acercarnos a Él para experimentar su presencia y ser transformados por su Espíritu.


Dr. Roberto Miranda
Dios es fiel
Un sermón sobre la seguridad de salvación de los creyentes en Cristo y la importancia de tener una comunidad de creyentes que puedan orar, animar y responsabilizarnos unos a otros en nuestra caminata con Cristo.


Gregory Bishop
Hay buenas obras preparadas para ti
En este sermón, el pastor habla sobre el llamado cristiano a vivir una vida en Cristo, brillando Su amor y bondad a través de buenas obras. Se enfatiza la importancia de recordar de dónde venimos y aceptar nuestra realidad espiritual en lugares celestiales con Cristo Jesús.


2 Corintios 3:7 - Referencia Cruzada

¿O qué nación grande hay que tenga estatutos y decretos tan justos como toda esta ley que hoy pongo delante de ustedes? (Deuteronomio 4:8)
Anhelo Tu salvación, SEÑOR, Y Tu ley es mi deleite. (Salmos 119:174)
Entonces se volvió Moisés y descendió del monte con las dos tablas del testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados. Por uno y por el otro estaban escritas. (Éxodo 32:15)
Estas palabras habló el SEÑOR a toda la asamblea de ustedes en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas tinieblas con una gran voz, y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra y me las dio. (Deuteronomio 5:22)
y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte; (Romanos 7:10)
Y volví, y descendí del monte mientras el monte ardía en fuego, y las dos tablas del pacto estaban en mis dos manos. (Deuteronomio 9:15)
pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se acabará. (1 Corintios 13:10)
Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el SEÑOR había hecho con ustedes, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua. (Deuteronomio 9:9)
Porque la Ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. (Romanos 4:15)
el cual también nos hizo suficientes como ministros (servidores) de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. (2 Corintios 3:6)
Y no somos como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro para que los Israelitas no fijaran su vista en el fin de aquello que había de desvanecerse. (2 Corintios 3:13)
Y El les declaró Su pacto, el cual les mandó poner por obra: esto es, los Diez Mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. (Deuteronomio 4:13)
Mem. ¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación. (Salmos 119:97)
Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquél que cree. (Romanos 10:4)
Mientras oraba, la apariencia de Su rostro se hizo otra, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente. (Lucas 9:29)
En aquel tiempo el SEÑOR me dijo: 'Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y sube a Mí al monte, y hazte un arca de madera. (Deuteronomio 10:1)
Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el Concilio (Sanedrín) vieron su rostro como el rostro de un ángel. (Hechos 6:15)
siendo manifiesto que son carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos. (2 Corintios 3:3)
Y el SEÑOR dijo a Moisés: "Sube hasta Mí, al monte, y espera allí, y te daré las tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito para instrucción de ellos." (Éxodo 24:12)
Así que la Ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. (Romanos 7:12)
La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma; El testimonio del SEÑOR es seguro, que hace sabio al sencillo. (Salmos 19:7)
Cuando el SEÑOR terminó de hablar con Moisés sobre el Monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios. (Éxodo 31:18)
Porque si el ministerio de condenación tiene gloria, mucho más abunda en gloria el ministerio de justicia. (2 Corintios 3:9)
Por tanto, amo Tus mandamientos Más que el oro, sí, más que el oro fino. (Salmos 119:127)
Porque en el hombre interior me deleito con la Ley de Dios, (Romanos 7:22)
El SEÑOR Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió. (Génesis 3:21)
Y Moisés estuvo allí con el SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches. No comió pan ni bebió agua. Y escribió en las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos. (Éxodo 34:28)
Luego bajaste sobre el Monte Sinaí, Y desde el cielo hablaste con ellos; Les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas, Estatutos y mandamientos buenos. (Nehemías 9:13)
Tan pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas. Se encendió la ira de Moisés, arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte. (Éxodo 32:19)
El SEÑOR dijo a Moisés: "Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y Yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú quebraste. (Éxodo 34:1)
el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto. (Hebreos 9:4)