Nueva Biblia Latinoamericana
Porque el que se avergüence de Mí y de Mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en Su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángeles. (Lucas 9:26)
Pero en verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios." (Lucas 9:27)
Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con El a Pedro, a Juan y a Jacobo (Santiago), y subió al monte a orar. (Lucas 9:28)
Mientras oraba, la apariencia de Su rostro se hizo otra, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente.
Y de repente dos hombres hablaban con El, los cuales eran Moisés y Elías, (Lucas 9:30)
quienes apareciendo en gloria, hablaban de la partida de Jesús que El estaba a punto de cumplir en Jerusalén. (Lucas 9:31)
Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con El. (Lucas 9:32)

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Lucas 9:29 - Referencia Cruzada

Seis días después, Jesús tomó con El a Pedro, a Jacobo (Santiago) y a Juan, y los llevó a ellos solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. (Marcus 9:2)
El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14)
Delante de ellos se transfiguró; y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. (Mateo 17:2)
Vi un gran trono blanco y a Aquél que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. (Apocalipsis 20:11)
Cuando Moisés descendía del Monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, Moisés no sabía que la piel de su rostro resplandecía por haber hablado con Dios. (Éxodo 34:29)
Tus ojos contemplarán al Rey en Su hermosura, Verán una tierra muy lejana. (Isaías 33:17)
Creció delante de El como renuevo tierno, Como raíz de tierra seca. No tiene aspecto hermoso ni majestad Para que Lo miremos, Ni apariencia para que Lo deseemos. (Isaías 53:2)
Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el Concilio (Sanedrín) vieron su rostro como el rostro de un ángel. (Hechos 6:15)
Después de esto, Jesús se apareció en forma distinta a dos de ellos cuando iban de camino al campo. (Marcus 16:12)
Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. (Filipenses 3:7)
En medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que Le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. (Apocalipsis 1:13)
Porque cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de Su majestad. (2 Pedro 1:16)