Nueva Biblia Latinoamericana
Esto sucedía año tras año; siempre que ella subía a la casa del SEÑOR, Penina la provocaba, por lo que Ana lloraba y no comía. (1 Samuel 1:7)
Entonces Elcana su marido le dijo: "Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué está triste tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?" (1 Samuel 1:8)
Pero Ana se levantó después de haber comido y bebido estando en Silo, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en la silla junto al poste de la puerta del templo del SEÑOR, (1 Samuel 1:9)
ella, muy angustiada, oraba al SEÑOR y lloraba amargamente.
Entonces hizo voto y dijo: "Oh SEÑOR de los ejércitos, si Te dignas mirar la aflicción de Tu sierva, Te acuerdas de mí y no Te olvidas de Tu sierva, sino que das un hijo a Tu sierva, yo lo dedicaré al SEÑOR por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza." (1 Samuel 1:11)
Mientras ella continuaba en oración delante del SEÑOR, Elí le estaba observando la boca. (1 Samuel 1:12)
Pero Ana hablaba en su corazón, sólo sus labios se movían y su voz no se oía. Elí, pues, pensó que estaba ebria. (1 Samuel 1:13)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Samuel 1:10":

Dr. Roberto Miranda
La oración ejemplar de Ana
En este sermón, el Dr. Roberto Miranda habla sobre la historia de Ana y su oración a Dios para tener un hijo, destacando la importancia de la educación espiritual, el compromiso de los padres y la fe y mansedumbre en tiempos de necesidad. También habla sobre la importancia de la paz en el hogar y cómo la mansedumbre y el buen carácter pueden transformar las relaciones.


Dr. Roberto Miranda
A Dios le da náuseas la gente tibia
El artículo del Dr. Roberto Miranda destaca la importancia de clamar a Dios con pasión y determinación, y de no aceptar un no como respuesta para obtener bendición y superar las dificultades de la vida.


1 Samuel 1:10 - Referencia Cruzada

Entonces el pueblo vino a Betel (Casa de Dios), y permaneció allí delante de Dios hasta la noche. Y alzaron sus voces y lloraron amargamente. (Jueces 21:2)
Te ruego, oh SEÑOR, que Te acuerdes ahora de cómo yo he andado delante de Ti en verdad y con corazón íntegro, y he hecho lo bueno ante Tus ojos." Y Ezequías lloró amargamente. (2 Reyes 20:3)
El me ha llenado de amargura, Me ha embriagado con ajenjo. (Lamentaciones 3:15)
Cristo, en los días de Su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que Lo podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor reverente. (Hebreos 5:7)
Ella les dijo: "No me llamen Noemí (Placentera), llámenme Mara (Amarga), porque el trato del Todopoderoso (Shaddai) me ha llenado de amargura. (Rut 1:20)
Me invocará, y le responderé; Yo estaré con él en la angustia; Lo rescataré y lo honraré; (Salmos 91:15)
¿Qué diré? Pues El me ha hablado y El mismo lo ha hecho. Andaré errante todos mis años a causa de la amargura de mi alma. (Isaías 38:15)
Pero si no escuchan esto, Mi alma sollozará en secreto por tal orgullo; Mis ojos llorarán amargamente Y se llenarán de lágrimas, Porque ha sido hecho cautivo el rebaño del SEÑOR. (Jeremías 13:17)
Cuando llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, allí hicieron duelo con una grande y dolorosa lamentación. Y José guardó siete días de duelo por su padre. (Génesis 50:10)
Invoca Mi nombre en el día de la angustia; Yo te libraré, y tú Me honrarás." (Salmos 50:15)
Apenas había acabado de hablar, los hijos del rey llegaron, alzaron su voz y lloraron. También el rey y todos sus siervos lloraron muy amargamente. (2 Samuel 13:36)
No lloren por el muerto ni hagan duelo por él, Lloren amargamente por el que se va cautivo , Porque jamás volverá Ni verá su tierra natal. (Jeremías 22:10)
No me permite cobrar aliento, Sino que me llena de amarguras. (Job 9:18)
Dijo además Husai: "Usted conoce a su padre y a sus hombres, que son hombres valientes y que están enfurecidos como una osa en el campo privada de sus cachorros. Su padre es un experto en la guerra, y no pasará la noche con el pueblo. (2 Samuel 17:8)
Hastiado estoy de mi vida: Daré rienda suelta a mi queja, Hablaré en la amargura de mi alma. (Job 10:1)
Por tanto, no refrenaré mi boca, Hablaré en la angustia de mi espíritu, Me quejaré en la amargura de mi alma. (Job 7:11)
Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu, Te ha llamado el SEÑOR, Y como a esposa de la juventud que es repudiada," Dice tu Dios. (Isaías 54:6)
Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y Su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. (Lucas 22:44)