Nueva Biblia Latinoamericana
Y nos rescató de nuestros adversarios, Porque para siempre es Su misericordia. (Salmos 136:24)
El que da sustento a toda carne (a todo ser humano), Porque para siempre es Su misericordia. (Salmos 136:25)
Den gracias al Dios del cielo, Porque para siempre es Su misericordia. (Salmos 136:26)
Junto a los ríos de Babilonia, Nos sentábamos y llorábamos Al acordarnos de Sion.
Sobre los sauces en medio de ella Colgamos nuestras arpas. (Salmos 137:2)
Pues allí los que nos habían llevado cautivos nos pedían canciones, Y los que nos atormentaban nos pedían alegría, diciendo: "Cántennos alguno de los cánticos de Sion." (Salmos 137:3)
¿Cómo cantaremos la canción del SEÑOR En tierra extraña? (Salmos 137:4)

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Salmos 137:1 - Referencia Cruzada

Partimos del río Ahava el día doce del mes primero para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y de las emboscadas en el camino. (Esdras 8:31)
Entonces vine a los desterrados de Tel Abib que habitaban junto al río Quebar, y allí donde ellos vivían, estuve sentado siete días, atónito, en medio de ellos. (Ezequiel 3:15)
En el año treinta, al quinto día del mes cuarto, estando yo entre los desterrados junto al río Quebar, los cielos se abrieron y contemplé visiones de Dios. (Ezequiel 1:1)
Por estas cosas lloro yo; Mis ojos derraman agua, Porque lejos de mí está el consolador, El que reanima mi alma. Mis hijos están desolados Porque ha prevalecido el enemigo." (Lamentaciones 1:16)
Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarlo en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza. (Daniel 9:3)
la palabra del SEÑOR fue dirigida al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi, en la tierra de los Caldeos junto al río Quebar, y allí vino sobre él la mano del SEÑOR.) (Ezequiel 1:3)
Otorgaré autoridad a mis dos testigos, y ellos profetizarán por 1,260 días, vestidos de cilicio." (Apocalipsis 11:3)
Están sentados en tierra, en silencio, Los ancianos de la hija de Sion. Han echado polvo sobre sus cabezas, Se han ceñido de cilicio. Han inclinado a tierra sus cabezas Las vírgenes de Jerusalén. (Lamentaciones 2:10)
Mis ojos traen dolor a mi alma Por todas las hijas de mi ciudad. (Lamentaciones 3:51)
Entonces proclamé allí, junto al río Ahava, un ayuno para que nos humilláramos delante de nuestro Dios a fin de implorar de El un viaje feliz para nosotros, para nuestros pequeños y para todas nuestras posesiones. (Esdras 8:21)
Y me dijeron: "El remanente, los que sobrevivieron a la cautividad allá en la provincia, están en gran aflicción y oprobio, y la muralla de Jerusalén está derribada y sus puertas quemadas a fuego." (Nehemías 1:3)
Porque he comido cenizas por pan, Y con lágrimas he mezclado mi bebida, (Salmos 102:9)
y le dije al rey: "Viva para siempre el rey. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro cuando la ciudad, lugar de los sepulcros de mis padres, está desolada y sus puertas han sido consumidas por el fuego?" (Nehemías 2:3)
Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí; De cómo iba yo con la multitud y la guiaba hasta la casa de Dios, Con voz de alegría y de acción de gracias, con la muchedumbre en fiesta. (Salmos 42:4)
Arroyos de lágrimas derraman mis ojos A causa de la destrucción de la hija de mi pueblo (Jerusalén). (Lamentaciones 3:48)
Cuando Jesús se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, (Lucas 19:41)
Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo reconocieron, levantaron sus voces y lloraron. Cada uno de ellos rasgó su manto y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas. (Job 2:12)
Alégrense con Jerusalén y regocíjense por ella, todos los que la aman; Rebosen de júbilo con ella, todos los que por ella hacen duelo, (Isaías 66:10)
Pero si no escuchan esto, Mi alma sollozará en secreto por tal orgullo; Mis ojos llorarán amargamente Y se llenarán de lágrimas, Porque ha sido hecho cautivo el rebaño del SEÑOR. (Jeremías 13:17)
El corazón de ellos clamó al Señor: "Muralla de la hija de Sion, Corran tus lágrimas como un río día y noche, No te des reposo, No tengan descanso tus ojos. (Lamentaciones 2:18)
Del Edén salía un río para regar el huerto, y de allí se dividía y se convertía en otros cuatro ríos. (Génesis 2:10)
No me senté en la asamblea de los que se divierten, ni me regocijé. A causa de Tu mano, solitario me senté, Porque de indignación me llenaste. (Jeremías 15:17)
Los que escaparon de la espada, Caminen, no se detengan; Acuérdense desde lejos del SEÑOR, Y venga Jerusalén a su memoria. (Jeremías 51:50)
En aquellos días, yo, Daniel, había estado en duelo durante tres semanas completas. (Daniel 10:2)