Nueva Biblia Latinoamericana
Todos éstos se habían casado con mujeres extranjeras, y algunos de ellos tenían mujeres que les habían dado hijos. (Esdras 10:44)
Palabras de Nehemías, hijo de Hacalías: En el mes de Quisleu, en el año veinte del rey Artajerjes de Persia, estando yo en la fortaleza de Susa, (Nehemías 1:1)
vino Hananí, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá, y les pregunté por los Judíos, los que habían escapado y habían sobrevivido a la cautividad, y por Jerusalén. (Nehemías 1:2)
Y me dijeron: "El remanente, los que sobrevivieron a la cautividad allá en la provincia, están en gran aflicción y oprobio, y la muralla de Jerusalén está derribada y sus puertas quemadas a fuego."
Cuando oí estas palabras, me senté y lloré; hice duelo algunos días, y estuve ayunando y orando delante del Dios del cielo. (Nehemías 1:4)
Y dije: "Te ruego, oh SEÑOR, Dios del cielo, el grande y temible Dios, que guarda el pacto y la misericordia para con aquéllos que Lo aman y guardan Sus mandamientos, (Nehemías 1:5)
que estén atentos Tus oídos y abiertos Tus ojos para oír la oración de Tu siervo, que yo hago ahora delante de Ti día y noche por los Israelitas Tus siervos, confesando los pecados que los Israelitas hemos cometido contra Ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. (Nehemías 1:6)

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Nehemias 1 - Los que lloran y los que actuan
El libro de Nehemías ofrece una estructura para definir y posicionarse como cristianos, identificando tres tipos de cristianos: los llorones, los que ayunan y oran, y los que actúan en la palabra del Señor. Los cristianos deben aprender a controlar sus emociones y actuar en consecuencia para construir y reedificar las vidas de aquellos que han sido destruidos por el diablo.


Nehemías 1:3 - Referencia Cruzada

Jerusalén recuerda en los días de su aflicción y de su vagar Todos sus tesoros Que existían desde los tiempos antiguos, Cuando su pueblo cayó en mano del adversario Sin que nadie la ayudara. Al verla sus adversarios, Se burlaron de su ruina. (Lamentaciones 1:7)
Por tanto, hoy somos esclavos, Y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres Para comer de sus frutos y de sus bienes, Ahora somos esclavos en ella. (Nehemías 9:36)
Entonces les dije: "Ustedes ven la mala situación en que estamos, que Jerusalén está desolada y sus puertas quemadas a fuego. Vengan, reedifiquemos la muralla de Jerusalén para que no seamos más motivo de burla." (Nehemías 2:17)
Los perseguiré con la espada, con el hambre y con la pestilencia, y los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, para que sean maldición, horror, burla y oprobio entre todas las naciones adonde los he arrojado. (Jeremías 29:18)
Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá, a la casa del gran Dios, que está siendo edificada con piedras enormes y vigas empotradas en las paredes; y esta obra se adelanta con gran esmero y prospera en sus manos. (Esdras 5:8)
Por tanto, profanaré a los príncipes del santuario, Y entregaré a Jacob al anatema (a la destrucción) y a Israel al oprobio. (Isaías 43:28)
Tus ciudades santas se han vuelto un desierto; Sion se ha convertido en un desierto, Jerusalén en una desolación. (Isaías 64:10)
provocándome a ira con la obra de sus manos, quemando sacrificios a otros dioses en la tierra de Egipto, adonde han entrado a residir, de modo que sean exterminados y vengan a ser maldición y oprobio entre todas las naciones de la tierra? (Jeremías 44:8)
Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido; Mira y ve nuestro oprobio. (Lamentaciones 5:1)
Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, aquéllos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, (Nehemías 7:6)
Los Caldeos prendieron fuego al palacio del rey y a las casas del pueblo y derribaron los muros de Jerusalén. (Jeremías 39:8)
Todo el ejército de los Caldeos que estaba con el capitán de la guardia derribó las murallas alrededor de Jerusalén; (2 Reyes 25:10)
Suban por entre sus hileras de vides y destruyan, Pero no hagan destrucción total; Arranquen sus sarmientos, Pues no son del SEÑOR; (Jeremías 5:10)
Hemos sido el oprobio de nuestros vecinos, Escarnio y burla de los que nos rodean. (Salmos 79:4)
Has oído sus oprobios, oh SEÑOR, Todas sus tramas contra mí; (Lamentaciones 3:61)
Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de los desterrados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos a Babilonia y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, (Esdras 2:1)
Junto a los ríos de Babilonia, Nos sentábamos y llorábamos Al acordarnos de Sion. (Salmos 137:1)
Nos entregas como ovejas para ser devorados, Y nos has esparcido entre las naciones. (Salmos 44:11)
Ahora pues, dejen que les diga Lo que Yo he de hacer a Mi viña: "Quitaré su vallado y será consumida; Derribaré su muro y será pisoteada. (Isaías 5:5)
Levántense, mujeres perezosas, Y oigan mi voz. Hijas confiadas, Presten oído a mi palabra. (Isaías 32:9)
Estos son los jefes de la provincia que habitaron en Jerusalén (en las ciudades de Judá cada cual habitó en su propiedad, en sus ciudades; los Israelitas, los sacerdotes, los Levitas, los sirvientes del templo, los descendientes de los siervos de Salomón. (Nehemías 11:3)
Salí de noche por la Puerta del Valle hacia la Fuente del Dragón y hacia la Puerta del Muladar, inspeccionando las murallas de Jerusalén que estaban derribadas y sus puertas que estaban consumidas por el fuego. (Nehemías 2:13)
Eran los días de Asuero (Jerjes), el rey Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre 127 provincias. (Ester 1:1)
entonces cortaré a Israel de sobre la superficie de la tierra que les he dado; y la casa que he consagrado a Mi nombre la echaré de Mi presencia, e Israel se convertirá en refrán y escarnio entre todos los pueblos. (1 Reyes 9:7)
Los haré motivo de espanto y de calamidad para todos los reinos de la tierra, de oprobio y refrán, de burla y maldición en todos los lugares adonde los dispersaré. (Jeremías 24:9)
Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "Como se derramó Mi ira y Mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará Mi furor sobre ustedes cuando entren en Egipto. Y serán motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio, y no verán más este lugar." (Jeremías 42:18)
Y todo el ejército de los Caldeos que estaba con el capitán de la guardia derribó todas las murallas alrededor de Jerusalén. (Jeremías 52:14)
y le dije al rey: "Viva para siempre el rey. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro cuando la ciudad, lugar de los sepulcros de mis padres, está desolada y sus puertas han sido consumidas por el fuego?" (Nehemías 2:3)