Nueva Biblia Latinoamericana
Pero si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros hemos sido hallados pecadores, ¿es Cristo, entonces, ministro de pecado? ¡De ningún modo! (Gálatas 2:17)
Porque si yo reedifico lo que en otro tiempo destruí, yo mismo resulto transgresor. (Gálatas 2:18)
Pues mediante la Ley yo morí a la Ley, a fin de vivir para Dios. (Gálatas 2:19)
Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la Ley, entonces Cristo murió en vano." (Gálatas 2:21)
¡Oh, Gálatas insensatos! ¿Quién los ha fascinado a ustedes, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado? (Gálatas 3:1)
Esto es lo único que quiero averiguar (aprender) de ustedes ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la Ley, o por el oír con fe? (Gálatas 3:2)

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Gálatas 2:20 - Referencia Cruzada

El se dio por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD y PURIFICAR PARA SI UN PUEBLO PARA POSESION SUYA, celoso de buenas obras. (Tito 2:14)
Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne. (2 Corintios 10:3)
Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio El mismo por ella, (Efesios 5:25)
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo. (Gálatas 6:14)
Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley. Puesto que por las obras de la Ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16)
Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos. (2 Corintios 5:15)
No es que queramos tener control de su fe, sino que somos colaboradores con ustedes para su gozo, porque es en la fe que permanecen firmes. (2 Corintios 1:24)
Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo. (1 Juan 4:14)
Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gálatas 5:24)
Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. (Romanos 8:37)
por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Romanos 5:2)
Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El, (Romanos 6:8)
que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos junto con El. (1 Tesalonicenses 5:10)
Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel," respondió Natanael. (Juan 1:49)
así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos." (Mateo 20:28)
Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3:3)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16)
A éstos Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los Gentiles, que es Cristo en ustedes, la esperanza de la gloria. (Colosenses 1:27)
a quien sin haber visto, ustedes Lo aman, y a quien ahora no ven, pero creen en El, y se regocijan grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, (1 Pedro 1:8)
Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. (Romanos 6:4)
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:2)
para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú Me enviaste. (Juan 17:21)
Y acercándose el tentador, Le dijo: "Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan." (Mateo 4:3)
Como el Padre que vive Me envió, y Yo vivo por el Padre, asimismo el que Me come, él también vivirá por Mí. (Juan 6:57)
y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. (Efesios 5:2)
Yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. (Apocalipsis 3:20)
puesto que ustedes buscan una prueba del Cristo que habla en mí. El cual no es débil para con ustedes, sino poderoso en ustedes. (2 Corintios 13:3)
Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínense a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba? (2 Corintios 13:5)
Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos. (Juan 15:13)
En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a Su Hijo unigénito (único) al mundo para que vivamos por medio de El. (1 Juan 4:9)
También en El ustedes fueron circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo; (Colosenses 2:11)
Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios." (Juan 6:69)
Llevamos siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. (2 Corintios 4:10)
Porque por fe andamos, no por vista (no por apariencias). (2 Corintios 5:7)
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA. (Romanos 1:17)
Un poco más de tiempo y el mundo no Me verá más, pero ustedes Me verán; porque Yo vivo, ustedes también vivirán. (Juan 14:19)
Yo soy el buen pastor; el buen pastor da Su vida por las ovejas. (Juan 10:11)
Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, (1 Pedro 4:1)
El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. El que no cree a Dios, ha hecho a Dios mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado respecto a Su Hijo. (1 Juan 5:10)
ni presenten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia. (Romanos 6:13)
Jesús oyó decir que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del Hombre?" (Juan 9:35)
Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos a Aquél que es verdadero; y nosotros estamos en Aquél que es verdadero, en Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. (1 Juan 5:20)
Y que nadie es justificado ante Dios por la Ley es evidente, porque "EL JUSTO VIVIRA POR LA FE." (Gálatas 3:11)
y esperar de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de entre los muertos, es decir, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. (1 Tesalonicenses 1:10)
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, (Efesios 2:4)
Pero si andamos en la Luz, como El está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:7)
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13)
Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: "Ahí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?" (Hechos 8:36)
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con Su sangre, (Apocalipsis 1:5)
de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, (Efesios 3:17)
que El mismo se dio por nuestros pecados para librarnos (rescatarnos) de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, (Gálatas 1:4)