Vamos a la palabra del Señor, hermanos, en la Epístola a los Romanos en el capítulo 6, Romanos capítulo 6, por favor. En vez de continuar con el capítulo 7, sentí que debíamos detenernos un poco más sobre el capítulo 6 y a continuar elaborando esta idea.
Yo creo que también la
predicación del domingo pasado de Andrew Comiskey hizo detenerme un poco más, y conversaciones que he tenido durante la semana acerca del llamado de Dios a la Iglesia, ese proceso de santificación y de entrega mayor de nuestras vidas al Señor y de adoptar e integrar completamente el llamado de Dios por medio de ese proceso de muerte que se da en el creyente cuando recibe a Cristo, cuando simbólicamente se bautiza en la muerte de Jesús, y vivir entonces como gente que ha sido resucitada de entre los muertos, lo cual quiere decir una vida de santidad, una vida de buenas obras, una vida … de frutos de justicia. La importancia de que la Iglesia en este tiempo de la historia en que el mundo se está yendo más y más en dirección contraria a la santidad que Dios pide, y los valores del reino de Dios, si la Iglesia va a señalar el pecado en el mundo, será mejor que arregle sus asuntos dentro de su propia casa, y que nosotros en el pueblo de Dios encaremos en una forma seria el llamado de Dios hacia la santidad.