Nueva Biblia Latinoamericana
EN SU HUMILLACION NO SE LE HIZO JUSTICIA; ¿QUIEN CONTARA SU GENERACION? PORQUE SU VIDA ES QUITADA DE LA TIERRA." (Hechos 8:33)
El eunuco le dijo a Felipe: "Le ruego que me diga, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro?" (Hechos 8:34)
Entonces Felipe, comenzando con este pasaje de la Escritura, le anunció el evangelio (las buenas nuevas) de Jesús. (Hechos 8:35)
Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: "Ahí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?"
Y Felipe le dijo: "Si usted cree con todo su corazón, puede." "Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios," respondió el eunuco. (Hechos 8:37)
Y mandó parar el carruaje; ambos descendieron al agua, y Felipe lo bautizó. (Hechos 8:38)
Al salir ellos del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y no lo vio más el eunuco, que continuó su camino gozoso. (Hechos 8:39)

Otras publicaciones relacionadas con "Hechos 8:36":

Dr. Roberto Miranda
Felipe - Una vida llena del Espíritu Santo
En este artículo, el autor habla sobre la vida de Felipe en el libro de los Hechos y cómo es una vida llena del Espíritu Santo. Destaca la importancia del servicio, la humildad y la dirección divina, así como la replicación de la fe y la enseñanza a otros. Anima a buscar una vida llena de milagros en la iglesia.


Dr. Roberto Miranda
El mensaje a Nicodemo “Tienes que renacer"
Resumen de varios sermones religiosos que invitan a tener a Jesucristo en el centro de la vida, experimentar un nuevo nacimiento y transformación interna, y aceptarlo como Señor y Salvador para alcanzar la salvación y la vida eterna. También se habla sobre la humildad, el Evangelio, la serpiente de bronce y la necesidad de protección divina.


Hechos 8:36 - Referencia Cruzada

El nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, (Tito 3:5)
Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré. (Ezequiel 36:25)
Jesús respondió: "En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. (Juan 3:5)
Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y muchos venían y eran bautizados. (Juan 3:23)
Este es Aquél que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. (1 Juan 5:6)
¿Puede acaso alguien negar el agua para que sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?" (Hechos 10:47)