Nueva Biblia Latinoamericana
Plegaria de uno que sufre, cuando desmaya y expone su queja ante el SEÑOR. Oh SEÑOR, escucha mi oración, Y llegue a Ti mi clamor. (Salmos 102:1)
No escondas de mí Tu rostro en el día de mi angustia; Inclina hacia mí Tu oído; El día en que Te invoco, respóndeme pronto. (Salmos 102:2)
Porque mis días han sido consumidos en humo, Y como brasero han sido quemados mis huesos. (Salmos 102:3)
Mi corazón ha sido herido como la hierba y se ha secado, Y hasta me olvido de comer mi pan.
A causa de la intensidad de mi gemido Mis huesos se pegan a la piel. (Salmos 102:5)
Me parezco al pelícano del desierto; Como el búho de las soledades he llegado a ser. (Salmos 102:6)
No puedo dormir; Soy cual pájaro solitario sobre un tejado. (Salmos 102:7)

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Salmos 102:4 - Referencia Cruzada

Me acuerdo de Dios, y me siento turbado; Me lamento, y mi espíritu desmaya. (Selah) (Salmos 77:3)
Esto sucedía año tras año; siempre que ella subía a la casa del SEÑOR, Penina la provocaba, por lo que Ana lloraba y no comía. (1 Samuel 1:7)
Porque las flechas del Todopoderoso (Shaddai) están clavadas en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Contra mí se juntan los terrores de Dios. (Job 6:4)
Pues el enemigo ha perseguido mi alma, Ha aplastado mi vida contra la tierra; Me ha hecho morar en lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos. (Salmos 143:3)
Ciertamente mi alma lo recuerda Y se abate mi alma dentro de mí. (Lamentaciones 3:20)
Ten piedad de mí, SEÑOR, porque estoy sin fuerza; Sáname, SEÑOR, porque mis huesos se estremecen. (Salmos 6:2)
Y tomando con El a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. (Mateo 26:37)
Estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. (Hechos 9:9)
Los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, pero él no quiso, y no comió con ellos. (2 Samuel 12:17)
Hastiado estoy de mi vida: Daré rienda suelta a mi queja, Hablaré en la amargura de mi alma. (Job 10:1)
Porque como la hierba pronto se secarán Y se marchitarán como la hierba verde. (Salmos 37:2)
Para que su vida aborrezca el pan, Y su alma el alimento favorito. (Job 33:20)
Mis días son como sombra que se alarga; Y yo me seco como la hierba. (Salmos 102:11)
Se seca la hierba, se marchita la flor Cuando el aliento del SEÑOR sopla sobre ella; En verdad el pueblo es hierba. (Isaías 40:7)
La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy enfermo; Esperé compasión, pero no la hubo; Busqué consoladores, pero no los hallé. (Salmos 69:20)
Angustiado está mi corazón dentro de mí, Y sobre mí han caído los terrores de la muerte. (Salmos 55:4)
Dios mío, mi alma está en mí deprimida; Por eso me acuerdo de Ti desde la tierra del Jordán, Y desde las cumbres del Hermón, desde el Monte Mizar. (Salmos 42:6)
Porque he comido cenizas por pan, Y con lágrimas he mezclado mi bebida, (Salmos 102:9)
Después Esdras se levantó de delante de la casa de Dios y entró a la cámara de Johanán, hijo de Eliasib. Aunque entró allí, no comió pan ni bebió agua, porque hacía duelo a causa de la infidelidad de los desterrados. (Esdras 10:6)
Hizo que penetraran en mis entrañas Las flechas de Su aljaba. (Lamentaciones 3:13)