Nueva Biblia Latinoamericana
Y ahora, hijos, permanezcan en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en Su venida. (1 Juan 2:28)
Si saben que El es justo, saben también que todo el que hace justicia es nacido de El. (1 Juan 2:29)
Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El. (1 Juan 3:1)
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es.
Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro. (1 Juan 3:3)
Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley. (1 Juan 3:4)
Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar los pecados, y en El no hay pecado. (1 Juan 3:5)

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1 Juan 3:2 - Referencia Cruzada

Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, (2 Corintios 4:17)
Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con El en gloria. (Colosenses 3:4)
Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. (Gálatas 3:26)
Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido. (1 Corintios 13:12)
Me darás a conocer la senda de la vida; En Tu presencia hay plenitud de gozo; En Tu diestra hay deleites para siempre. (Salmos 16:11)
Por tanto, animados siempre y sabiendo que mientras habitamos (estamos presentes) en el cuerpo, estamos ausentes del Señor. (2 Corintios 5:6)
Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. (Mateo 5:8)
¡Cuán grande es Tu bondad, Que has reservado para los que Te temen, Que has manifestado para los que en Ti se refugian, Delante de los hijos de los hombres! (Salmos 31:19)
Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El. (1 Juan 3:1)
el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a El mismo. (Filipenses 3:21)
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. (Romanos 8:14)
Por ellas El nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos. (2 Pedro 1:4)
así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente Lo esperan. (Hebreos 9:28)
Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. (Romanos 8:18)
Y ahora, hijos, permanezcan en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en Su venida. (1 Juan 2:28)
Y después de deshecha mi piel, Aun en mi carne veré a Dios; (Job 19:26)
Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (1 Corintios 15:49)
Les daré en Mi casa y en Mis muros un lugar, Y un nombre mejor que el de hijos e hijas. Les daré nombre eterno que nunca será borrado. (Isaías 56:5)
Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: "¡Abba! ¡Padre!" (Gálatas 4:6)
Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu. (2 Corintios 3:18)
Padre, quiero que los que Me has dado, estén también conmigo donde Yo estoy, para que vean Mi gloria, la gloria que Me has dado; porque Me has amado desde antes de la fundación del mundo. (Juan 17:24)
Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)
Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo (el Mesías), es nacido de Dios. Todo aquél que ama al Padre, ama al que ha nacido de El. (1 Juan 5:1)
sino como está escrito: "COSAS QUE OJO NO VIO, NI OIDO OYO, NI HAN ENTRADO AL CORAZON DEL HOMBRE, son LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LO AMAN." (1 Corintios 2:9)
¿Pero quién podrá soportar el día de Su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando El aparezca? Porque El es como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos. (Malaquías 3:2)
Ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes. (Apocalipsis 22:4)
En cuanto a mí, en justicia contemplaré Tu rostro; Al despertar, me saciaré cuando contemple Tu semblante. (Salmos 17:15)