Nueva Biblia Latinoamericana
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo: (2 Pedro 1:1)
Gracia y paz les sean multiplicadas a ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor. (2 Pedro 1:2)
Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquél que nos llamó por Su gloria y excelencia. (2 Pedro 1:3)
Por ellas El nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos.
Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; (2 Pedro 1:5)
al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, (2 Pedro 1:6)
a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. (2 Pedro 1:7)

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2 Pedro 1:4 - Referencia Cruzada

Y ésta es la promesa que El mismo nos hizo (nos prometió): la vida eterna. (1 Juan 2:25)
y se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de Aquél que lo creó. (Colosenses 3:10)
¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? (Santiago 4:1)
y que sean renovados en el espíritu de su mente, (Efesios 4:23)
Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu. (2 Corintios 3:18)
Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: "y a las descendencias," como refiriéndose a muchas, sino más bien a una: "y a tu descendencia," es decir, Cristo (el Mesías). (Gálatas 3:16)
Pues tantas como sean las promesas de Dios, en El todas son sí. Por eso también por medio de El, es nuestro Amén (así sea), para la gloria de Dios por medio de nosotros. (2 Corintios 1:20)
para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios. (1 Pedro 4:2)
Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto (testamento), a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto (testamento), los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. (Hebreos 9:15)
Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, (Juan 1:12)
No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1 Juan 2:15)
Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad. (Hebreos 12:10)
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo: (2 Pedro 1:1)
Pues hablando con arrogancia y vanidad, seducen mediante deseos carnales, por sensualidad, a los que hace poco escaparon de los que viven en el error. (2 Pedro 2:18)
Porque son Israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas, (Romanos 9:4)
Por tanto, SALGAN DE EN MEDIO DE ELLOS Y APARTENSE," dice el Señor; "Y NO TOQUEN LO INMUNDO, Y Yo los recibiré. (2 Corintios 6:17)
Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. (Gálatas 6:8)
Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré. (Ezequiel 36:25)
Pero ahora Jesús ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto El es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. (Hebreos 8:6)
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es. (1 Juan 3:2)