Nueva Biblia Latinoamericana
Antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. (Gálatas 3:23)
De manera que la Ley ha venido a ser nuestro guía (tutor) para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. (Gálatas 3:24)
Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo el guía. (Gálatas 3:25)
Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús.
Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. (Gálatas 3:27)
No hay Judío ni Griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28)
Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa. (Gálatas 3:29)

Otras publicaciones relacionadas con "Gálatas 3:26":

Charles Spurgeon
Somos el pueblo del Señor por la gracia, no por la ley
Ser el pueblo de Dios es una bendición, pero saber que lo somos es aún mejor. La fe nos salva, pero la certeza nos sacia. La seguridad de la fe viene por la gracia, no por la ley. Mirar siempre hacia la gracia inmerecida y hacia Jesús, que es nuestra salvación.


Dr. Roberto Miranda
Justificado por fe sin las obras de la ley
El pasaje de Romanos 3 habla sobre la incapacidad del hombre para salvarse a sí mismo y la necesidad de la gracia y la fe en Cristo Jesús para ser salvado. El pastor enfatiza la importancia de la gratitud hacia Dios y la misericordia hacia los demás, y se ofrece a orar por aquellos que aún no han aceptado a Jesús como su salvador.


Dr. Roberto Miranda
Romanos 8
En este sermón, el pastor predica sobre el Capítulo 8 de la Carta a los Romanos y habla sobre la naturaleza de la salvación y la importancia de vivir en el espíritu.


Dr. Roberto Miranda
Libertados del pecado para servir a la justicia
El apóstol Pablo habla sobre la libertad del pecado y la importancia de vivir una vida santa para servir a la justicia divina.


Dr. Roberto Miranda
Dios nos trata en una forma preferencial
En este artículo, el Dr. Roberto Miranda nos recuerda que, a pesar de ser siervos inútiles, en Cristo Jesús somos tratados como hijos y amigos de Dios, miembros fidedignos del Reino de Dios, y podemos acercarnos confiadamente al Trono de la Gracia.


Charles Spurgeon
Ahora somos hijos del Dios viviente
Artículo sobre cómo la gracia de Dios convierte a los rebeldes en hijos suyos.


Dr. Roberto Miranda
Pura gracia
Enseñanzas teológicas sobre la salvación por gracia y la importancia de la fe y obras en nuestra vida cristiana, presentadas por el pastor Roberto Miranda. También se discute la necesidad de creer en Dios y Jesucristo para obtener la salvación y la justificación, así como la importancia de mantener a Jesucristo como el centro de nuestra fe.


Gálatas 3:26 - Referencia Cruzada

a fin de que redimiera a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. (Gálatas 4:5)
Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, (Juan 1:12)
Yo seré un padre para ustedes, Y ustedes serán para Mí hijos e hijas," Dice el Señor Todopoderoso. (2 Corintios 6:18)
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. (Romanos 8:14)
Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados; (Efesios 5:1)
para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo, (Filipenses 2:15)
Porque convenía que Aquél para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos. (Hebreos 2:10)
nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, (Efesios 1:5)
El vencedor heredará estas cosas, y Yo seré su Dios y él será Mi hijo. (Apocalipsis 21:7)
Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El. (1 Juan 3:1)
Jesús le dijo: "Suéltame (No Me agarres) porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: 'Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes.'" (Juan 20:17)