Nueva Biblia Latinoamericana
Cuán bienaventurado es el hombre que hace esto, Y el hijo del hombre que a ello se aferra; Que guarda el día de reposo sin profanarlo, Y guarda su mano de hacer mal alguno." (Isaías 56:2)
Que el extranjero que se ha allegado al SEÑOR, no diga: "Ciertamente el SEÑOR me separará de Su pueblo." Ni diga el eunuco: "Soy un árbol seco." (Isaías 56:3)
Porque así dice el SEÑOR: "A los eunucos que guardan Mis días de reposo, Escogen lo que Me agrada Y se mantienen firmes en Mi pacto, (Isaías 56:4)
Les daré en Mi casa y en Mis muros un lugar, Y un nombre mejor que el de hijos e hijas. Les daré nombre eterno que nunca será borrado.
Y a los extranjeros que se unan al SEÑOR Para servirle, y para amar el nombre del SEÑOR, Para ser Sus siervos, a todos los que guardan el día de reposo sin profanarlo, Y se mantienen firmes en Mi pacto, (Isaías 56:6)
Yo los traeré a Mi santo monte, Y los alegraré en Mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre Mi altar; Porque Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos." (Isaías 56:7)
Declara el Señor DIOS que reúne a los dispersos de Israel: "Todavía les juntaré otros a los ya reunidos." (Isaías 56:8)

Otras publicaciones relacionadas con "Isaías 56:5":

Samuel Acevedo
Jehova te bendiga, y te guarde
En este artículo se habla sobre la importancia de la bendición sacerdotal en Números 6, la importancia de invocar el nombre del Señor y pedir su bendición y protección, y la promesa de bendición en todo el Libro.


Fumio Taku
La iglesia y el pueblo de Israel
En este sermón, Fumio Taku habla sobre la relación entre la iglesia y el pueblo de Israel, el nuevo pacto y las promesas de Dios. También enfatiza la importancia de apoyar al pueblo de Israel y defender su derecho a la tierra que Dios les ha dado.


Isaías 56:5 - Referencia Cruzada

En Cristo también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:22)
Pero Cristo (el Mesías) fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza. (Hebreos 3:6)
Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El. (1 Juan 3:1)
Al vencedor le haré una columna en el templo de Mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de Mi Dios y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de Mi Dios, y Mi nombre nuevo. (Apocalipsis 3:12)
Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las Puertas del Hades (los poderes de la muerte) no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18)
En aquel día se cantará este cántico en la tierra de Judá: "Ciudad fuerte tenemos; Para protección El pone murallas y baluartes. (Isaías 26:1)
pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad. (1 Timoteo 3:15)
Y los llamarán: "Pueblo Santo. Redimidos del SEÑOR." Y a ti te llamarán: "Ciudad Deseada. Ciudad no abandonada." (Isaías 62:12)
No se oirá hablar más de violencia en tu tierra, Ni de desolación, ni de destrucción dentro de tus límites; Sino que llamarás a tus murallas salvación y a tus puertas alabanza. (Isaías 60:18)
En lugar del espino crecerá el ciprés, Y en lugar de la ortiga crecerá el mirto. Y esto será para gloria del SEÑOR, Para señal eterna que nunca será borrada." (Isaías 55:13)
Sería como la arena tu descendencia, Y tus hijos como sus granos. Nunca habría sido cortado ni borrado su nombre de Mi presencia." (Isaías 48:19)
Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del Libro de la Vida, y reconoceré su nombre delante de Mi Padre y delante de Sus ángeles. (Apocalipsis 3:5)
Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, (Juan 1:12)
Entonces Elcana su marido le dijo: "Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué está triste tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?" (1 Samuel 1:8)