Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
(Romanos 8:1)Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
(Romanos 8:2)Pues lo que la Ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo : enviando a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne,
(Romanos 8:3)para que el requisito de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu.
(Romanos 8:5)Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz.
(Romanos 8:6)La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la Ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo,
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Romanos 8:4 - Referencia Cruzada
para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra,
(Efesios 5:26)Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne.
(Gálatas 5:16)Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
(Gálatas 5:22)Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es.
(1 Juan 3:2)a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos,
(Hebreos 12:23)sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de El.
(Colosenses 1:22)Y a Aquél que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría,
(Judas 1:24)Por tanto, si el incircunciso cumple los requisitos de la Ley, ¿no se considerará su incircuncisión como circuncisión?
(Romanos 2:26)