Segando para vida eterna
Faustino de Jesús Zamora VargasÁnimo, hermanos. No hay por qué preocuparse demasiado. Si Ud. es un cristiano convencido por su fe en Jesucristo, no se lamente. Tire la culpabilidad a un lado y déjese pastorear por el Señor. A todos nos sucede lo mismo. Queremos hacer lo bueno, pero cuando llega el momento, hacemos mutis; nos vamos en retirada. La culpabilidad aflora, nos sentimos miserables y prometemos en voz baja que la próxima vez no sucederá. Soy cristiano, estoy diseñado para hacer el bien. ¿Por qué fallo?
El Espíritu y la carne rivalizan continuamente. Al despedirse de los tesalonicenses, Pablo les animaba: “Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts 5.23).