Nueva Biblia Latinoamericana
Pero el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días, pero Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, ya que yo había sido dejado allí con los reyes de Persia. (Daniel 10:13)
Y he venido para darte a conocer lo que sucederá a tu pueblo al final de los días, porque la visión es para días aún lejanos." (Daniel 10:14)
Cuando habló conmigo estas palabras, volví mi rostro a tierra y enmudecí. (Daniel 10:15)
Y uno semejante a un hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: "Señor mío, a causa de la visión me ha invadido la angustia y me he quedado sin fuerzas.
¿Cómo podrá, pues, este siervo de mi señor hablar con uno como mi señor? Porque a mí en este momento no me queda fuerza alguna, ni tampoco me queda aliento." (Daniel 10:17)
Entonces el que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez y me fortaleció, (Daniel 10:18)
y me dijo: "No temas, hombre muy estimado. La paz sea contigo. Sé fuerte y aliéntate." Cuando habló conmigo, recobré las fuerzas, y dije: "Hable mi señor, porque me has fortalecido." (Daniel 10:19)

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Daniel 10:16 - Referencia Cruzada

Sobre el firmamento que estaba por encima de sus cabezas había algo semejante a un trono, de aspecto como de piedra de zafiro; y en lo que se asemejaba a un trono, sobre él, en lo más alto, había una figura con apariencia de hombre. (Ezequiel 1:26)
¡Señor mío y Dios mío!" Le dijo Tomás. (Juan 20:28)
sino que Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. (Filipenses 2:7)
Pero Moisés dijo: "Te ruego, Señor, envía ahora el mensaje por medio de quien Tú quieras." (Éxodo 4:13)
¿Cómo podrá, pues, este siervo de mi señor hablar con uno como mi señor? Porque a mí en este momento no me queda fuerza alguna, ni tampoco me queda aliento." (Daniel 10:17)
Hasta aquí la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció, pero guardé el asunto en mi corazón." (Daniel 7:28)
Entonces el SEÑOR extendió Su mano y tocó mi boca. Y el SEÑOR me dijo: "Yo he puesto Mis palabras en tu boca. (Jeremías 1:9)
Con él tocó mi boca, y me dijo: "Esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado." (Isaías 6:7)
Entonces Moisés dijo al SEÑOR: "Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente. Ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a Tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua." (Éxodo 4:10)
Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua, y comenzó a hablar dando alabanza a Dios. (Lucas 1:64)
porque Yo les daré a ustedes palabras y sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. (Lucas 21:15)
Ah Señor," le respondió Gedeón, "¿cómo libraré a Israel? Mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre." (Jueces 6:15)
Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia, Y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor. (Eclesiastés 1:18)
Pero cuando Yo te hable, te abriré la boca, y les dirás: 'Así dice el Señor DIOS.' El que oye, que oiga; el que rehúse oír, que rehúse; porque son una casa rebelde. (Ezequiel 3:27)
alcé los ojos y miré, y había un hombre vestido de lino, cuya cintura estaba ceñida con un cinturón de oro puro de Ufaz. (Daniel 10:5)
Yo oí, pero no pude entender. Entonces dije: "Señor mío, ¿cuál será el resultado de estas cosas?" (Daniel 12:8)
todavía estaba yo hablando en oración, cuando Gabriel, el hombre a quien había visto en la visión al principio, se me acercó, estando yo muy cansado, como a la hora de la ofrenda de la tarde. (Daniel 9:21)
Y la mano del SEÑOR había venido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo. Y El abrió mi boca cuando aquél llegó a mí por la mañana; mi boca se abrió y dejé de estar mudo. (Ezequiel 33:22)
A mí, Daniel, se me angustió por dentro el espíritu, y las visiones de mi mente seguían turbándome. (Daniel 7:15)
El se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: "Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin." (Daniel 8:17)
Me quedé solo viendo esta gran visión. No me quedaron fuerzas, y mi rostro se demudó, desfigurándose, sin retener yo fuerza alguna. (Daniel 10:8)
Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión y trataba de comprenderla, vi de pie, ante mí, uno con apariencia de hombre. (Daniel 8:15)
En medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que Le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. (Apocalipsis 1:13)
No," respondió; "más bien yo vengo ahora como capitán del ejército del SEÑOR." Y Josué se postró en tierra, le hizo reverencia, y dijo: "¿Qué tiene que decirle mi señor a su siervo?" (Josué 5:14)
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