Nueva Biblia Latinoamericana
Pero Jeremías dijo: "¡No es verdad! No voy a pasarme a los Caldeos." Sin embargo él no le hizo caso. Apresó, pues, a Jeremías y lo llevó a los oficiales. (Jeremías 37:14)
Entonces los oficiales se enojaron contra Jeremías y lo azotaron, y lo encarcelaron en la casa del escriba Jonatán, la cual habían convertido en prisión. (Jeremías 37:15)
Entró, pues, Jeremías en el calabozo, es decir, en la celda abovedada; y allí permaneció Jeremías muchos días. (Jeremías 37:16)
El rey Sedequías envió a sacarlo, y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: "¿Hay palabra del SEÑOR?" "La hay," respondió Jeremías. Y añadió: "En manos del rey de Babilonia será entregado."
Dijo también Jeremías al rey Sedequías: "¿En qué he pecado contra usted, o contra sus siervos, o contra este pueblo para que me haya puesto en prisión? (Jeremías 37:18)
¿Dónde, pues, están sus profetas que les profetizaban: 'El rey de Babilonia no vendrá contra ustedes ni contra esta tierra'? (Jeremías 37:19)
Pero ahora, le ruego que escuche, oh rey mi señor; venga ahora mi súplica delante de usted, y no me haga volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que yo muera allí." (Jeremías 37:20)

Otras publicaciones relacionadas con "Jeremías 37:17":

Marta Ramirez
En los peores momentos de la vida Dios habla por segunda vez
El artículo habla sobre la importancia de tener fe en Dios y confiar en sus promesas en momentos difíciles. Se enfoca en la historia de Jeremías y cómo Dios le habló incluso estando en prisión, prometiendo sanidad, restauración y perdón. El autor anima al lector a esperar en Dios y confiar en sus promesas.


Charles Spurgeon
Nuestra palabra no regresará vacía
Artículo sobre la importancia de hablar por Dios y alimentar a otros con sus palabras, basado en la historia de Jeremías como siervo especial de Dios.


Jeremías 37:17 - Referencia Cruzada

(pues así dice el SEÑOR acerca del rey que se sienta sobre el trono de David, y acerca de todo el pueblo que habita en esta ciudad, sus hermanos que no fueron con ustedes al destierro), (Jeremías 29:16)
El SEÑOR dijo: "Ciertamente te libraré para bien; Ciertamente haré que el enemigo te suplique En tiempo de calamidad y en tiempo de angustia. (Jeremías 15:11)
porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo. (Marcus 6:20)
porque Sedequías, rey de Judá, lo había encerrado, diciéndole: "¿Por qué profetizas: 'Así dice el SEÑOR: "Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará; (Jeremías 32:3)
Y tú, infame y malvado príncipe de Israel, cuyo día ha llegado, la hora del castigo final,' (Ezequiel 21:25)
Entonces el rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedequías ante sus ojos en Ribla; también el rey de Babilonia degolló a todos los nobles de Judá. (Jeremías 39:6)
Sin embargo el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: "Ruega ahora por nosotros al SEÑOR nuestro Dios." (Jeremías 37:3)
Por aquel tiempo Abías, hijo de Jeroboam, se enfermó. (1 Reyes 14:1)
Entonces Sedequías dijo a Jeremías: "Que nadie sepa de estas palabras, y no morirás. (Jeremías 38:24)
Y a Sedequías, rey de Judá, y a sus oficiales los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida y en manos del ejército del rey de Babilonia, que se ha retirado de ustedes. (Jeremías 34:21)
Por tanto, así dice el Señor DIOS: "Vivo Yo, que ciertamente Mi juramento que él despreció, Mi pacto que él rompió, lo haré recaer sobre su cabeza. (Ezequiel 17:19)
Pero como a los higos malos que de podridos no se pueden comer,' así dice el SEÑOR, 'de la misma manera abandonaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales, al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra y a los que habitan en la tierra de Egipto. (Jeremías 24:8)
Y después," declara el SEÑOR, "a Sedequías, rey de Judá, a sus siervos, al pueblo y a los que sobrevivan en esta ciudad de la pestilencia, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada. No los perdonará ni les tendrá piedad ni compasión."' (Jeremías 21:7)
Entonces el rey le dijo: "¿Cuántas veces he de tomarte juramento de que no me digas más que la verdad en el nombre del SEÑOR?" (1 Reyes 22:16)
El rey Sedequías dijo: "El está en sus manos; pues el rey nada puede hacer contra ustedes." (Jeremías 38:5)
Y el príncipe que está en medio de ellos, cargará su equipaje sobre los hombros en la oscuridad, y saldrá. Cavará un hueco en el muro para sacarlo. Cubrirá su rostro para no ver la tierra con sus ojos. (Ezequiel 12:12)
Entonces el rey Sedequías mandó que le trajeran al profeta Jeremías a la entrada tercera que había en la casa del SEÑOR; y el rey le dijo a Jeremías: "Voy a preguntarte una cosa; no me ocultes nada." (Jeremías 38:14)
Pero Josafat dijo: "¿No hay aquí un profeta del SEÑOR para que consultemos al SEÑOR por medio de él?" Y uno de los siervos del rey de Israel respondió: "Aquí está Eliseo, hijo de Safat, el que vertía agua en las manos de Elías." (2 Reyes 3:11)
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR cuando el rey Sedequías le envió a él a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, para decirle: (Jeremías 21:1)