Nuestra palabra no regresará vacía
Charles Spurgeon¡Pobre Jeremías! Pero, ¿por qué decimos eso? El profeta llorón fue uno de los siervos más especiales de Dios, y fue honrado por Él por encima de muchos. Jeremías era odiado por decir la verdad. La palabra que era muy dulce para él, era amarga para sus oyentes;
sin embargo Jeremías era aceptado por su Señor. Se le había ordenado que permaneciera siendo fiel, y entonces el Señor continuaría hablando por medio de Jeremías. Tenía que tratar valerosa y fielmente con los hombres, y llevar a cabo el trabajo de limpieza del Señor en relación a los profesantes de su día, y entonces el Señor le dio esta palabra: "Serás como mi boca."
¡Cuán grande honor! ¿Acaso no debería ambicionarlo cada predicador, sí, cada creyente? ¡Qué maravilla es que Dios hable por nosotros! Expondremos una verdad segura y pura, y la diremos con poder. Nuestra palabra no regresará vacía; será una bendición para aquellos que la reciban, y quienes la rechacen lo harán bajo su propio riesgo. Nuestros labios alimentarán a muchos. Despertaremos a los que duermen y llamaremos a vida a los muertos. Oh, querido lector, ora para que esto suceda con el que escribe estas líneas, y con todos los siervos enviados por nuestro Señor.
Fuente: La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Roman.
http://www.spurgeon.com.mx/chequera/meditames/mayo.pdf