Porque ciertamente sucederá lo que él clamó por palabra del SEÑOR contra el altar en Betel y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria."
(1 Reyes 13:32)Después de este hecho, Jeroboam no se volvió de su mal camino, sino que volvió a nombrar sacerdotes para los lugares altos de entre el pueblo; al que lo deseaba lo investía para que fuera sacerdote de los lugares altos.
(1 Reyes 13:33)Y esto fue motivo de pecado para la casa de Jeroboam, lo que hizo que fuera borrada y destruida de sobre la superficie de la tierra.
(1 Reyes 13:34)Por aquel tiempo Abías, hijo de Jeroboam, se enfermó.
Y Jeroboam dijo a su mujer: "Levántate ahora y disfrázate para que no conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo, pues allí está el profeta Ahías, que dijo de mí que yo sería rey sobre este pueblo.
(1 Reyes 14:2)Toma en tus manos diez panes, tortas y un jarro de miel, y ve a él. El te dirá lo que le ha de suceder al niño."
(1 Reyes 14:3)Así lo hizo la mujer de Jeroboam; se levantó, fue a Silo y llegó a casa de Ahías. Y Ahías no podía ver porque sus ojos se habían nublado a causa de su vejez.
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1 Reyes 14:1 - Referencia Cruzada
Y Natán regresó a su casa. Entonces el SEÑOR hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo.
(2 Samuel 12:15)Después de este hecho, Jeroboam no se volvió de su mal camino, sino que volvió a nombrar sacerdotes para los lugares altos de entre el pueblo; al que lo deseaba lo investía para que fuera sacerdote de los lugares altos.
(1 Reyes 13:33)Su nuera, la mujer de Finees, estaba encinta y a punto de dar a luz, y al oír la noticia que el arca de Dios había sido tomada y que su suegro y su marido habían muerto, se arrodilló y dio a luz, porque le sobrevinieron los dolores de parto.
(1 Samuel 4:19)Y tú, levántate, vete a tu casa. Cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá.
(1 Reyes 14:12)Los Filisteos persiguieron muy de cerca a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.
(1 Samuel 31:2)No los adorarás (No te inclinarás ante ellos) ni los servirás (ni los honrarás). Porque Yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que Me aborrecen,
(Éxodo 20:5)