Nueva Biblia Latinoamericana
El rey Sedequías envió a sacarlo, y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: "¿Hay palabra del SEÑOR?" "La hay," respondió Jeremías. Y añadió: "En manos del rey de Babilonia será entregado." (Jeremías 37:17)
Dijo también Jeremías al rey Sedequías: "¿En qué he pecado contra usted, o contra sus siervos, o contra este pueblo para que me haya puesto en prisión? (Jeremías 37:18)
¿Dónde, pues, están sus profetas que les profetizaban: 'El rey de Babilonia no vendrá contra ustedes ni contra esta tierra'? (Jeremías 37:19)
Pero ahora, le ruego que escuche, oh rey mi señor; venga ahora mi súplica delante de usted, y no me haga volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que yo muera allí."
Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y le dieran una torta de pan al día de la calle de los panaderos, hasta que se acabara todo el pan en la ciudad. Así que Jeremías permaneció en el patio de la guardia. (Jeremías 37:21)
Y Sefatías, hijo de Matán, Gedalías, hijo de Pasur, Jucal, hijo de Selemías, y Pasur, hijo de Malquías, oyeron las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo: (Jeremías 38:1)
Así dice el SEÑOR: 'El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia, pero el que se pase a los Caldeos, vivirá y tendrá su vida por botín y seguirá viviendo.' (Jeremías 38:2)

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Jeremías 37:20 - Referencia Cruzada

Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró de la emboscada, y fue y entró al cuartel y dio aviso a Pablo. (Hechos 23:16)
Entonces ellos tomaron a Jeremías, y bajándolo con cuerdas lo echaron en la cisterna de Malaquías, hijo del rey, que había en el patio de la guardia. En la cisterna no había agua, sino lodo, así que Jeremías se hundió en el lodo. (Jeremías 38:6)
Entonces Pablo respondió: "Ante el tribunal del César estoy, que es donde debo ser juzgado. Ningún agravio he hecho a los Judíos, como también usted muy bien sabe. (Hechos 25:10)
tú les dirás: 'Presentaba al rey mi súplica de que no me hiciera volver a la casa de Jonatán, a morir allí.'" (Jeremías 38:26)
los cuales, cuando me interrogaron, quisieron ponerme en libertad, pues no encontraron causa para condenarme a muerte. (Hechos 28:18)
Pero sepan bien que si me matan, sangre inocente echarán sobre ustedes y sobre esta ciudad y sobre sus habitantes; porque en verdad el SEÑOR me ha enviado a ustedes para hablar en sus oídos todas estas palabras." (Jeremías 26:15)
Tal vez su súplica llegue delante del SEÑOR, y todos se vuelvan de su mal camino, porque grande es la ira y el furor que el SEÑOR ha pronunciado contra este pueblo." (Jeremías 36:7)