Nueva Biblia Latinoamericana
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que Yo he echado de este lugar a la tierra de los Caldeos. (Jeremías 24:5)
Porque pondré Mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré. (Jeremías 24:6)
Les daré un corazón para que Me conozcan, porque Yo soy el SEÑOR; y ellos serán Mi pueblo y Yo seré su Dios, pues volverán a Mí de todo corazón. (Jeremías 24:7)
Pero como a los higos malos que de podridos no se pueden comer,' así dice el SEÑOR, 'de la misma manera abandonaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales, al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra y a los que habitan en la tierra de Egipto.
Los haré motivo de espanto y de calamidad para todos los reinos de la tierra, de oprobio y refrán, de burla y maldición en todos los lugares adonde los dispersaré. (Jeremías 24:9)
Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.'" (Jeremías 24:10)
Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá (éste era el primer año de Nabucodonosor, rey de Babilonia), (Jeremías 25:1)

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Jeremías 24:8 - Referencia Cruzada

Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer. (Jeremías 24:2)
Pues aunque ustedes hubieran derrotado a todo el ejército de los Caldeos que peleaba contra ustedes, y sólo quedaran heridos entre ellos, se levantaría cada uno en su tienda, y prenderían fuego a esta ciudad.'" (Jeremías 37:10)
Porque he puesto Mi rostro contra esta ciudad para mal, y no para bien," declara el SEÑOR. "Será entregada en manos del rey de Babilonia, quien le prenderá fuego."' (Jeremías 21:10)
Por tanto, así dice el SEÑOR: "Voy a entregar esta ciudad en mano de los Caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará. (Jeremías 32:28)
Pero oigan la palabra del SEÑOR, todo Judá, los que habitan en la tierra de Egipto: 'He jurado por Mi gran nombre,' dice el SEÑOR, 'que nunca más será invocado Mi nombre en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, diciendo: "Vive el Señor DIOS." (Jeremías 44:26)
Por tanto, así dice el SEÑOR: 'Ustedes no Me han obedecido, al no proclamar libertad cada uno a su hermano y cada uno a su prójimo. Por eso proclamo contra ustedes libertad,' declara el SEÑOR 'a la espada, a la pestilencia y al hambre; y haré de ustedes motivo de espanto para todos los reinos de la tierra. (Jeremías 34:17)
(pues así dice el SEÑOR acerca del rey que se sienta sobre el trono de David, y acerca de todo el pueblo que habita en esta ciudad, sus hermanos que no fueron con ustedes al destierro), (Jeremías 29:16)
Y el príncipe que está en medio de ellos, cargará su equipaje sobre los hombros en la oscuridad, y saldrá. Cavará un hueco en el muro para sacarlo. Cubrirá su rostro para no ver la tierra con sus ojos. (Ezequiel 12:12)
Pero tan pronto como Jeremías terminó de hablar a todo el pueblo todas las palabras del SEÑOR su Dios, es decir, todas estas palabras con las cuales el SEÑOR su Dios le había enviado, (Jeremías 43:1)
El rey Sedequías envió a sacarlo, y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: "¿Hay palabra del SEÑOR?" "La hay," respondió Jeremías. Y añadió: "En manos del rey de Babilonia será entregado." (Jeremías 37:17)
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que Yo he echado de este lugar a la tierra de los Caldeos. (Jeremías 24:5)
Pero si usted no se pasa a los oficiales del rey de Babilonia, entonces esta ciudad será entregada en manos de los Caldeos; y ellos la incendiarán y usted no escapará de su mano.'" (Jeremías 38:18)
El hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR conforme a todo lo que había hecho Joacim. (Jeremías 52:2)
En el año undécimo de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes, se abrió una brecha en el muro de la ciudad. (Jeremías 39:2)
Y vino a mí la palabra del SEÑOR: (Ezequiel 17:11)