Nueva Biblia Latinoamericana
Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el arroyo Cedrón, hasta la esquina de la Puerta de los Caballos hacia el oriente, serán santos al SEÑOR. La ciudad no será arrancada ni derribada nunca jamás." (Jeremías 31:40)
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR en el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año dieciocho de Nabucodonosor. (Jeremías 32:1)
En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia, que estaba en la casa del rey de Judá, (Jeremías 32:2)
porque Sedequías, rey de Judá, lo había encerrado, diciéndole: "¿Por qué profetizas: 'Así dice el SEÑOR: "Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará;
y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los Caldeos, sino que ciertamente será entregado en manos del rey de Babilonia que hablará con él cara a cara, y sus ojos verán sus ojos; (Jeremías 32:4)
y Nabucodonosor llevará a Sedequías a Babilonia, y allí estará hasta que Yo lo visite," declara el SEÑOR, "y si ustedes pelean contra los Caldeos, no tendrán éxito"'?" (Jeremías 32:5)
Entonces Jeremías dijo: "Vino a mí la palabra del SEÑOR y me dijo: (Jeremías 32:6)

Otras publicaciones relacionadas con "Jeremías 32:3":

Dr. Roberto Miranda
Jeremías 29
Reflexión sobre la carta que Dios envía a los judíos exiliados en Babilonia en Jeremías 29, y cómo podemos aplicar sus enseñanzas a nuestra vida cristiana.


Charles Spurgeon
Nuestra palabra no regresará vacía
Artículo sobre la importancia de hablar por Dios y alimentar a otros con sus palabras, basado en la historia de Jeremías como siervo especial de Dios.


Jeremías 32:3 - Referencia Cruzada

Y sucederá que la nación o el reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, a esa nación castigaré con espada, con hambre y con pestilencia," declara el SEÑOR, "hasta que Yo la haya destruido por su mano. (Jeremías 27:8)
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Yo haré volver atrás las armas de guerra que ustedes tienen en sus manos, con las cuales pelean contra el rey de Babilonia y contra los Caldeos que los sitian fuera de los muros, y las reuniré en medio de esta ciudad. (Jeremías 21:4)
En vano he herido a sus hijos, No han aceptado corrección. La espada de ustedes ha devorado a sus profetas Como león destructor. (Jeremías 2:30)
Por tanto, así dice el SEÑOR: "Voy a entregar esta ciudad en mano de los Caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará. (Jeremías 32:28)
salió Ebed Melec del palacio real y habló al rey y le dijo: (Jeremías 38:8)
y Le dijeron: "Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas, o quién Te dio esta autoridad?" (Lucas 20:2)
Oh, SEÑOR, ¿no buscan Tus ojos la verdad? Tú los heriste, Mas no les dolió; Tú los consumiste, Mas ellos rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca, Rehusaron arrepentirse. (Jeremías 5:3)
Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él , lo arrestaron y lo trajeron al Concilio (Sanedrín). (Hechos 6:12)
Entonces vino la palabra del SEÑOR al profeta Jeremías: (Jeremías 37:6)
Pero en Betel no vuelvas a profetizar más, porque es santuario del rey y residencia real." (Amós 7:13)
Entonces él dijo: "Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene sobre sus hombros hoy." (2 Reyes 6:31)
Entonces dijeron los oficiales al rey: "Den muerte ahora a este hombre, porque él desanima a los hombres de guerra que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo diciéndoles tales palabras. Este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal." (Jeremías 38:4)
Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, diciendo: "De cierto, morirás. (Jeremías 26:8)
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Ve y habla a Sedequías, rey de Judá, y dile: "Así dice el SEÑOR: 'Yo entrego esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él le prenderá fuego. (Jeremías 34:2)
Pero el rey de Egipto les dijo: "Moisés y Aarón, ¿por qué apartan al pueblo de sus trabajos? Vuelvan a sus labores (cargas). (Éxodo 5:4)
Y en el tiempo de su angustia este rey Acaz fue aún más infiel al SEÑOR. (2 Crónicas 28:22)