Cuando las vasijas estuvieron llenas, ella dijo a un hijo suyo: "Tráeme otra vasija." Y él le dijo: "No hay más vasijas." Y cesó el aceite.
(2 Reyes 4:6)Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios. Y él le dijo: "Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos pueden vivir de lo que quede."
(2 Reyes 4:7)Un día pasaba Eliseo por Sunem, donde había una mujer distinguida, y ella lo persuadió a que comiera. Y sucedía que siempre que pasaba, entraba allí a comer.
(2 Reyes 4:8)Y ella dijo a su marido: "Ahora entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es un santo hombre de Dios.
Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes, y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí."
(2 Reyes 4:10)Y un día que Eliseo vino por allí, se retiró al aposento alto y allí se acostó.
(2 Reyes 4:11)Después dijo a Giezi su criado: "Llama a esta Sunamita." Y cuando la llamó, ella se presentó delante de él.
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2 Reyes 4:9 - Referencia Cruzada
Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.
(1 Timoteo 6:11)Y ella le dijo a Elías: "¿Qué tengo que ver contigo, oh hombre de Dios? ¡Has venido para traer a memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo!"
(1 Reyes 17:18)Entonces la mujer dijo a Elías: "Ahora conozco que tú eres hombre de Dios, y que la palabra del SEÑOR en tu boca es verdad."
(1 Reyes 17:24)Sucedió que un hombre de Dios fue desde Judá a Betel (Casa de Dios) por palabra del SEÑOR, cuando Jeroboam estaba junto al altar para quemar incienso.
(1 Reyes 13:1)Antes bien, debe ser hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo.
(Tito 1:8)Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios. Y él le dijo: "Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos pueden vivir de lo que quede."
(2 Reyes 4:7)Mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas.
(Proverbios 31:10)Esta es la bendición con la que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los Israelitas antes de morir.
(Deuteronomio 33:1)pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.
(2 Pedro 1:21)Ustedes son testigos, y también Dios, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos (nos hicimos) con ustedes los creyentes.
(1 Tesalonicenses 2:10)para que recuerden las palabras dichas de antemano por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador declarado por los apóstoles de ustedes.
(2 Pedro 3:2)Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres
(1 Pedro 3:1)Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.
(Mateo 5:16)