Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne (del cuerpo), vivirán.
(Romanos 8:13)Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
(Romanos 8:14)Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: "¡Abba, Padre!"
(Romanos 8:15)El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El .
(Romanos 8:17)Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.
(Romanos 8:18)Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.
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Romanos 8:16 - Referencia Cruzada
En El también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa,
(Efesios 1:13)El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. El que no cree a Dios, ha hecho a Dios mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado respecto a Su Hijo.
(1 Juan 5:10)De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
(Romanos 8:26)En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de Su Espíritu.
(1 Juan 4:13)Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención.
(Efesios 4:30)Y no sólo ella , sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
(Romanos 8:23)Porque nuestra satisfacción es ésta: el testimonio de nuestra conciencia que en la santidad y en la sinceridad que viene de Dios, no en sabiduría carnal sino en la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo y especialmente hacia ustedes.
(2 Corintios 1:12)Y el que nos preparó para esto mismo es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía.
(2 Corintios 5:5)quien también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía.
(2 Corintios 1:22)En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El
(1 Juan 3:19)