En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
(1 Juan 4:10)Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
(1 Juan 4:11)A Dios nunca Lo ha visto nadie. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y Su amor se perfecciona en nosotros.
(1 Juan 4:12)En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de Su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.
(1 Juan 4:14)Todo aquél que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
(1 Juan 4:15)Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
(1 Juan 4:16)Otras publicaciones relacionadas con "1 Juan 4:13":
1 Juan 4:13 - Referencia Cruzada
El que guarda Sus mandamientos permanece en El y Dios en él. Y en esto sabemos que El permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
(1 Juan 3:24)Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
(Gálatas 5:22)¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos?
(1 Corintios 6:19)En ese día conocerán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes en Mí y Yo en ustedes.
(Juan 14:20)Todo aquél que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
(1 Juan 4:15)Sin embargo, ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El.
(Romanos 8:9)¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
(1 Corintios 3:16)Están edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular,
(Efesios 2:20)Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente,
(1 Corintios 2:12)