Nueva Biblia Latinoamericana
No comí manjar delicado ni entró en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las tres semanas. (Daniel 10:3)
Y el día veinticuatro del primer mes, estando yo junto a la orilla del gran río, es decir, el Tigris, (Daniel 10:4)
alcé los ojos y miré, y había un hombre vestido de lino, cuya cintura estaba ceñida con un cinturón de oro puro de Ufaz. (Daniel 10:5)
Su cuerpo era como de berilo, su rostro tenía la apariencia de un relámpago, sus ojos eran como antorchas de fuego, sus brazos y pies como el brillo del bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.
Y sólo yo, Daniel, vi la visión. Los hombres que estaban conmigo no vieron la visión, pero un gran terror cayó sobre ellos y huyeron a esconderse. (Daniel 10:7)
Me quedé solo viendo esta gran visión. No me quedaron fuerzas, y mi rostro se demudó, desfigurándose, sin retener yo fuerza alguna. (Daniel 10:8)
Pero oí el sonido de sus palabras, y al oír el sonido de sus palabras, caí en un sueño profundo sobre mi rostro, con mi rostro en tierra. (Daniel 10:9)

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Daniel 10:6 - Referencia Cruzada

Mientras oraba, la apariencia de Su rostro se hizo otra, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente. (Lucas 9:29)
Sus piernas eran rectas, y la planta de sus pies era como la planta de la pezuña del ternero, y brillaban como bronce bruñido. (Ezequiel 1:7)
En medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que Le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. (Apocalipsis 1:13)
Delante de ellos se transfiguró; y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. (Mateo 17:2)
Y los seres vivientes corrían de un lado a otro como el fulgor del relámpago. (Ezequiel 1:14)
Vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo, envuelto en una nube. El arco iris estaba sobre su cabeza, su rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego. (Apocalipsis 10:1)
Sus ojos son una llama de fuego, y sobre Su cabeza hay muchas diademas (coronas). Tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El. (Apocalipsis 19:12)
y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán engastadas en filigrana de oro. (Éxodo 28:20)
y gritó a gran voz, como ruge un león. Y cuando gritó, los siete truenos emitieron sus voces. (Apocalipsis 10:3)
Entonces miré, y vi cuatro ruedas junto a los querubines, cada rueda junto a cada querubín; el aspecto de las ruedas era como el brillo de una piedra de Tarsis. (Ezequiel 10:9)
El aspecto de las ruedas y su hechura era como el brillo del crisólito, y las cuatro tenían la misma forma; su aspecto y su hechura eran como si una rueda estuviera dentro de la otra rueda. (Ezequiel 1:16)
Y oí el ruido de sus alas cuando andaban, como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso (Shaddai), un ruido de tumulto como el ruido de un campamento militar. Cada vez que se detenían, bajaban sus alas. (Ezequiel 1:24)
el quinto, sardónice; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; y el duodécimo, amatista. (Apocalipsis 21:20)