Nueva Biblia Latinoamericana
Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia, Y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor. (Eclesiastés 1:18)
Entonces me dije: "Ven ahora, te probaré con el placer; diviértete." Y resultó que también esto era vanidad. (Eclesiastés 2:1)
Dije de la risa: "Es locura;" y del placer: "¿Qué logra esto?" (Eclesiastés 2:2)
Consideré en mi corazón estimular mi cuerpo con el vino, mientras mi corazón me guiaba con sabiduría, y echar mano de la insensatez, hasta que pudiera ver qué hay de bueno bajo el cielo que los hijos de los hombres hacen en los contados días de su vida.
Engrandecí mis obras, me edifiqué casas, me planté viñas; (Eclesiastés 2:4)
me hice jardines y huertos, y planté en ellos toda clase de árboles frutales; (Eclesiastés 2:5)
me hice estanques de aguas para regar el bosque con árboles en pleno crecimiento. (Eclesiastés 2:6)

Otras publicaciones relacionadas con "Eclesiastés 2:3":

Samuel Caraballo
Alégrate, joven, pero ...
Artículo sobre la juventud y la importancia de vivir según los preceptos de Dios


Omar Soto
Buscar sabiduria
En este sermón, el autor habla sobre la importancia de buscar sabiduría en Dios y cómo esto puede ayudarnos a vivir nuestras vidas diarias. Se compara la sabiduría con la riqueza y se anima a enfocarse en el presente y pensar en el futuro en momentos de adversidad. La oración es una oportunidad para pedir sabiduría y transformación personal para poder ser agentes de cambio en el mundo.


Eclesiastés 2:3 - Referencia Cruzada

Y apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a conocer la locura y la insensatez. Me di cuenta de que esto también es correr tras el viento. (Eclesiastés 1:17)
Bueno es que retengas esto Sin soltar aquello de tu mano; Porque el que teme a Dios se sale con todo ello. (Eclesiastés 7:18)
¿De quién son los ayes? ¿De quién las tristezas? ¿De quién las luchas? ¿De quién las quejas? ¿De quién las heridas sin causa? ¿De quién los ojos enrojecidos? (Proverbios 23:29)
Si el hombre muere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi batallar esperaré Hasta que llegue mi relevo. (Job 14:14)
Porque por Tu furor han declinado todos nuestros días; Acabamos nuestros años como un suspiro. (Salmos 90:9)
Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24)
Entonces Abigail regresó a Nabal, y éste tenía un banquete en su casa, como el banquete de un rey. Y el corazón de Nabal estaba alegre, pues estaba muy ebrio, por lo cual ella no le comunicó nada hasta el amanecer. (1 Samuel 25:36)
Porque, ¿quién sabe lo que es bueno para el hombre durante su vida, en los contados días de su vana vida? Los pasará como una sombra. Pues, ¿quién hará saber al hombre lo que sucederá después de él bajo el sol? (Eclesiastés 6:12)
Entonces Jacob respondió a Faraón: "Los años de mi peregrinación son 130 años; pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han alcanzado a los años que mis padres vivieron en los días de su peregrinación." (Génesis 47:9)
¿O qué armonía tiene Cristo con Belial (Satanás)? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo? (2 Corintios 6:15)
La conclusión, cuando todo se ha oído, es ésta: Teme a Dios y guarda Sus mandamientos, Porque esto concierne a toda persona. (Eclesiastés 12:13)
El vino es provocador, la bebida fuerte alborotadora, Y cualquiera que con ellos se embriaga no es sabio. (Proverbios 20:1)
Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida; (Eclesiastés 3:12)
No es para los reyes, oh Lemuel, No es para los reyes beber vino, Ni para los gobernantes desear bebida fuerte; (Proverbios 31:4)
Dirigí mi corazón a conocer, A investigar y a buscar la sabiduría y la razón, Y a reconocer la maldad de la insensatez Y la necedad de la locura. (Eclesiastés 7:25)
No hay nada mejor para el hombre que comer y beber y decirse que su trabajo es bueno. Yo he visto que también esto es de la mano de Dios. (Eclesiastés 2:24)
Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu. (Efesios 5:18)