Nueva Biblia Latinoamericana
Yo nací en iniquidad, Y en pecado me concibió mi madre. (Salmos 51:5)
Tú deseas la verdad en lo más íntimo, Y en lo secreto me harás conocer sabiduría. (Salmos 51:6)
Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. (Salmos 51:7)
Hazme oír gozo y alegría, Haz que se regocijen los huesos que has quebrantado.
Esconde Tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis iniquidades. (Salmos 51:9)
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmos 51:10)
No me eches de Tu presencia, Y no quites de mí Tu Santo Espíritu. (Salmos 51:11)

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Salmos 51:8 - Referencia Cruzada

Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. (Salmos 126:5)
Volverán los rescatados del SEÑOR, Entrarán en Sion con gritos de júbilo, Con alegría eterna sobre sus cabezas. Gozo y alegría alcanzarán, Y huirán la tristeza y el gemido. (Isaías 35:10)
Nada hay sano en mi carne a causa de Tu indignación; En mis huesos no hay salud a causa de mi pecado. (Salmos 38:3)
Porque así dice el Alto y Sublime Que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: "Yo habito en lo alto y santo, Y también con el contrito y humilde de espíritu, Para vivificar el espíritu de los humildes Y para vivificar el corazón de los contritos. (Isaías 57:15)
Tú has cambiado mi lamento en danza; Has desatado mi ropa de luto y me has ceñido de alegría; (Salmos 30:11)
Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. (Mateo 5:4)
Al oír esto, conmovidos profundamente, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: "Hermanos, ¿qué haremos?" (Hechos 2:37)
Pero yo en Tu misericordia he confiado; Mi corazón se regocijará en Tu salvación. (Salmos 13:5)
Vengan, volvamos al SEÑOR. Pues El nos ha desgarrado, pero nos sanará; Nos ha herido, pero nos vendará. (Oseas 6:1)
Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, (Hechos 16:29)
Caf. Mi alma desfallece por Tu salvación; En Tu palabra espero. (Salmos 119:81)
Cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprende; No desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso (Shaddai). (Job 5:17)
Ten piedad de mí, SEÑOR, porque estoy sin fuerza; Sáname, SEÑOR, porque mis huesos se estremecen. (Salmos 6:2)
EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; (Lucas 4:18)
Dirán todos mis huesos: "SEÑOR, ¿quién como Tú, Que libras al afligido de aquél que es más fuerte que él, Sí, al afligido y al necesitado de aquél que lo despoja?" (Salmos 35:10)