Nueva Biblia Latinoamericana
El SEÑOR los ayuda y los libra; Los libra de los impíos y los salva, Porque en El se refugian. (Salmos 37:40)
Salmo de David. Para conmemorar. SEÑOR, no me reprendas en Tu enojo, Ni me castigues en Tu furor. (Salmos 38:1)
Porque Tus flechas se han clavado en mí, Y sobre mí ha descendido Tu mano. (Salmos 38:2)
Nada hay sano en mi carne a causa de Tu indignación; En mis huesos no hay salud a causa de mi pecado.
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; Como pesada carga, pesan mucho para mí. (Salmos 38:4)
Mis llagas huelen mal y supuran A causa de mi necedad. (Salmos 38:5)
Estoy encorvado y abatido en gran manera, Y ando sombrío todo el día. (Salmos 38:6)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 38:3":

Dr. Roberto Miranda
Espera al Señor pacientemente
Aprende a esperar pacientemente en Dios y mantener tu fe y confianza en Él, a pesar de las pruebas y dificultades que enfrentes. Sé fiel a Él y otros verán tu testimonio y confiarán en Dios.


Charles Spurgeon
El Señor disciplina a los Suyos, pero nunca los desampara
Dios nunca abandona a sus elegidos, incluso cuando los disciplina. La disciplina es una forma de instrucción que produce paz y descanso en el corazón del creyente. La vara de la disciplina no significa ira, sino amor. Dios puede castigar y corregir, pero nunca abandonar ni dejar de amar.


Salmos 38:3 - Referencia Cruzada

A causa de la intensidad de mi gemido Mis huesos se pegan a la piel. (Salmos 102:5)
Ten piedad de mí, SEÑOR, porque estoy sin fuerza; Sáname, SEÑOR, porque mis huesos se estremecen. (Salmos 6:2)
Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; Se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas. (Salmos 31:9)
¿Dónde más serán castigados? ¿Continuarán en rebelión? Toda cabeza está enferma, Y todo corazón desfallecido. (Isaías 1:5)
Porque hemos sido consumidos con Tu ira, Y por Tu furor hemos sido conturbados. (Salmos 90:7)
Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, Y volvamos al SEÑOR. (Lamentaciones 3:40)
Entonces Satanás salió de la presencia del SEÑOR, e hirió a Job con llagas malignas desde la planta del pie hasta la coronilla. (Job 2:7)
Porque mis días han sido consumidos en humo, Y como brasero han sido quemados mis huesos. (Salmos 102:3)
El hombre es castigado también con dolor en su lecho, Y con queja continua en sus huesos, (Job 33:19)
Hazme oír gozo y alegría, Haz que se regocijen los huesos que has quebrantado. (Salmos 51:8)
Pero Uzías, con un incensario en su mano para quemar incienso, se llenó de ira; y mientras estaba enojado contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa del SEÑOR, junto al altar del incienso. (2 Crónicas 26:19)