Nueva Biblia Latinoamericana
Y deteniéndonos allí varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo, (Hechos 21:10)
quien vino a ver nos, y tomando el cinto de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: "Así dice el Espíritu Santo: 'Así atarán los Judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los Gentiles.'" (Hechos 21:11)
Al escuchar esto, tanto nosotros como los que vivían allí le rogábamos que no subiera a Jerusalén. (Hechos 21:12)
Entonces Pablo respondió: "¿Qué hacen, llorando y quebrantándome el corazón? Porque listo estoy no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús."
Como no se dejaba persuadir, dejamos de insistir, diciéndonos: " Que se haga la voluntad del Señor." (Hechos 21:14)
Después de estos días nos preparamos y comenzamos a subir hacia Jerusalén. (Hechos 21:15)
Nos acompañaron también algunos de los discípulos de Cesarea, quienes nos condujeron a Mnasón, de Chipre, un antiguo discípulo con quien deberíamos hospedarnos. (Hechos 21:16)

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Hechos 21:13 - Referencia Cruzada

Llevamos siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. (2 Corintios 4:10)
Los apóstoles, pues, salieron de la presencia del Concilio (Sanedrín), regocijándose de que hubieran sido considerados dignos de sufrir afrenta por Su Nombre. (Hechos 5:41)
Comenzaron todos a llorar desconsoladamente, y abrazando a Pablo, lo besaban. (Hechos 20:37)
Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado. (2 Timoteo 4:6)
Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte. (Apocalipsis 12:11)
Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por Su cuerpo, que es la iglesia. (Colosenses 1:24)
¿Qué piensan al aplastar a Mi pueblo Y al moler la cara de los pobres?" Declara el Señor, DIOS de los ejércitos. (Isaías 3:15)
¿Qué quieren decir ustedes al usar este proverbio acerca de la tierra de Israel, que dice: 'Los padres comen las uvas agrias, Y los dientes de los hijos tienen la dentera'? (Ezequiel 18:2)
¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio) yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, con frecuencia en peligros de muerte. (2 Corintios 11:23)
Pero aunque yo sea derramado como libación (ofrenda líquida) sobre el sacrificio y servicio de su fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos ustedes. (Filipenses 2:17)
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:35)
Porque él los extrañaba a todos, y estaba angustiado porque ustedes habían oído que se había enfermado. (Filipenses 2:26)
Porque has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba (de la tentación), esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra. (Apocalipsis 3:10)
porque Yo le mostraré cuánto debe padecer por Mi nombre." (Hechos 9:16)
Pero Samuel dijo: "¿Qué es este balido de ovejas en mis oídos y el mugido de bueyes que oigo?" (1 Samuel 15:14)
El soldado en servicio activo no se enreda en los negocios de la vida diaria, a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado. (2 Timoteo 2:4)
El capitán se le acercó y le dijo: "¿Cómo es que estás durmiendo? ¡Levántate, invoca a tu Dios! Quizás tu Dios piense en nosotros y no pereceremos." (Jonás 1:6)
Les aseguro, hermanos, por la satisfacción (gloria) que siento por ustedes en Cristo Jesús nuestro Señor, que cada día estoy en peligro de muerte. (1 Corintios 15:31)
deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría. (2 Timoteo 1:4)
sabiendo que mi separación del cuerpo terrenal es inminente, tal como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo. (2 Pedro 1:14)
conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda confianza, aun ahora, como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte. (Filipenses 1:20)
Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios. (Hechos 20:24)