Terminado el viaje desde Tiro, llegamos a Tolemaida, y después de saludar a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
(Hechos 21:7)Al día siguiente partimos y llegamos a Cesarea, y entrando en la casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete (diáconos), nos quedamos con él.
(Hechos 21:8)Este tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban.
(Hechos 21:9)Y deteniéndonos allí varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo,
quien vino a ver nos, y tomando el cinto de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: "Así dice el Espíritu Santo: 'Así atarán los Judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los Gentiles.'"
(Hechos 21:11)Al escuchar esto, tanto nosotros como los que vivían allí le rogábamos que no subiera a Jerusalén.
(Hechos 21:12)Entonces Pablo respondió: "¿Qué hacen, llorando y quebrantándome el corazón? Porque listo estoy no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús."
(Hechos 21:13)Otras publicaciones relacionadas con "Hechos 21:10":
Hechos 21:10 - Referencia Cruzada
Terminado el viaje desde Tiro, llegamos a Tolemaida, y después de saludar a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
(Hechos 21:7)Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu Santo, que ciertamente habría una gran hambre en toda la tierra. Y esto ocurrió durante el reinado del emperador Claudio.
(Hechos 11:28)Porque Pablo había decidido dejar a un lado a Efeso para no detenerse en Asia, pues se apresuraba para estar, en Jerusalén el día de Pentecostés si le era posible.
(Hechos 20:16)Después de hallar a los discípulos, nos quedamos allí siete días, y ellos le decían a Pablo, por el Espíritu, que no fuera a Jerusalén.
(Hechos 21:4)