Nueva Biblia Latinoamericana
Estos eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; entonces supe que eran querubines. (Ezequiel 10:20)
Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y había una semejanza de manos de hombre debajo de sus alas. (Ezequiel 10:21)
En cuanto a la forma de sus caras, eran las mismas caras cuya apariencia yo había visto junto al río Quebar. Cada uno caminaba derecho hacia adelante. (Ezequiel 10:22)
Entonces el Espíritu me levantó y me llevó a la puerta oriental de la casa del SEÑOR que mira al oriente. Y a la entrada de la puerta había veinticinco hombres, y entre ellos vi a Jaazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaía, jefes del pueblo.
Y Dios me dijo: "Hijo de hombre, estos son los hombres que traman iniquidad y dan malos consejos en esta ciudad, (Ezequiel 11:2)
los cuales dicen: '¿No está cerca el tiempo de edificar casas? Esta ciudad es la olla y nosotros la carne.' (Ezequiel 11:3)
Por tanto, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombre." (Ezequiel 11:4)

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Ezequiel 11:1 - Referencia Cruzada

Cuando todos los jefes de tropas, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Gedalías, vinieron a éste en Mizpa: Ismael, hijo de Netanías, Johanán, hijo de Carea, Seraías, hijo de Tanhumet el Netofatita, y Jaazanías, hijo del Maacateo, ellos y sus hombres. (2 Reyes 25:23)
La mano del SEÑOR vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del SEÑOR, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. (Ezequiel 37:1)
En el año veinticinco de nuestro destierro, al principio del año, a los diez días del mes, catorce años después de haber sido tomada la ciudad, en aquel mismo día vino sobre mí la mano del SEÑOR, y me llevó allá. (Ezequiel 40:1)
Oigan la palabra del SEÑOR, Gobernantes de Sodoma. Escuchen la instrucción de nuestro Dios, Pueblo de Gomorra: (Isaías 1:10)
Los príncipes de Judá son como los que mueven los linderos; Sobre ellos derramaré Mi furor como agua. (Oseas 5:10)
Tus gobernantes son rebeldes Y compañeros de ladrones; Cada uno ama el soborno Y corre tras las dádivas. No defienden al huérfano, Ni llega a ellos la causa de la viuda. (Isaías 1:23)
Al salir ellos del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y no lo vio más el eunuco, que continuó su camino gozoso. (Hechos 8:39)
Y extendió algo semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta que mira al norte del atrio interior, allí donde estaba la morada del ídolo de los celos que provoca los celos. (Ezequiel 8:3)
Cuando los querubines alzaron sus alas y se elevaron del suelo ante mis ojos salieron con las ruedas a su lado, y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la casa del SEÑOR. Y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos. (Ezequiel 10:19)
El gloriarse es necesario, aunque no es provechoso. Pasaré entonces a las visiones y revelaciones del Señor. (2 Corintios 12:1)
Y sucederá que cuando lo deje, el Espíritu del SEÑOR lo llevará adonde yo no sepa; así que cuando yo vaya y se lo diga a Acab y él no pueda encontrarlo, me matará, aunque yo su siervo he temido (reverenciado) al SEÑOR desde mi juventud. (1 Reyes 18:12)
Sus príncipes en medio de la ciudad son como lobos que desgarran la presa, derramando sangre y destruyendo vidas para obtener ganancias injustas. (Ezequiel 22:27)
Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta, (Apocalipsis 1:10)
El Espíritu me levantó y me tomó; yo iba con amargura en la indignación de mi espíritu, y la mano del SEÑOR era fuerte sobre mí. (Ezequiel 3:14)
Y el Espíritu me levantó y me llevó a Caldea (Babilonia), a los desterrados, en visión por el Espíritu de Dios. Y se alejó de mí la visión que había visto. (Ezequiel 11:24)
y le dijeron: "Aquí entre tus siervos hay cincuenta hombres fuertes; te rogamos que los dejes ir a buscar a tu señor; tal vez el Espíritu del SEÑOR lo ha levantado y lo ha echado en algún monte o en algún valle." Y él dijo: "No los envíen." (2 Reyes 2:16)
Entonces el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí un gran ruido atronador: "Bendita sea la gloria del SEÑOR desde Su lugar." (Ezequiel 3:12)
Entonces me llevó al atrio interior de la casa del SEÑOR. Y a la entrada del templo del SEÑOR, entre el pórtico y el altar, había unos veinticinco hombres de espaldas al templo del SEÑOR y de cara al oriente, y se postraban hacia el oriente, hacia el sol. (Ezequiel 8:16)
Entonces el hombre me llevó a la nave y midió los pilares; 3.2 metros de ancho por un lado y 3.2 metros de ancho por el otro era la anchura de cada pilar. (Ezequiel 41:1)
Y mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de Benaía, murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé a gran voz: "¡Ah, Señor DIOS! ¿Vas a acabar por completo con el remanente de Israel?" (Ezequiel 11:13)
La gloria del SEÑOR entró en el templo por el camino de la puerta que da hacia el oriente. (Ezequiel 43:4)