Nueva Biblia Latinoamericana
También me dijo: "Aún verás que cometen mayores abominaciones." (Ezequiel 8:13)
Entonces me llevó a la entrada de la puerta de la casa del SEÑOR que está al norte; y había allí mujeres sentadas llorando a Tamuz. (Ezequiel 8:14)
Y me dijo: "¿Has visto, hijo de hombre? Aún verás mayores abominaciones que éstas." (Ezequiel 8:15)
Entonces me llevó al atrio interior de la casa del SEÑOR. Y a la entrada del templo del SEÑOR, entre el pórtico y el altar, había unos veinticinco hombres de espaldas al templo del SEÑOR y de cara al oriente, y se postraban hacia el oriente, hacia el sol.
Y El me dijo: "¿Has visto, hijo de hombre? ¿Le parece poco a la casa de Judá cometer las abominaciones que aquí han cometido, que han llenado la tierra de violencia y Me han provocado repetidas veces? Porque se llevan el ramo a la nariz. (Ezequiel 8:17)
Por tanto, ciertamente Yo obraré con furor. Mi ojo no tendrá piedad, ni Yo perdonaré; y aunque griten a Mis oídos con gran voz, no los escucharé." (Ezequiel 8:18)
Entonces Dios gritó a mis oídos con gran voz, diciendo: "Acérquense, verdugos de la ciudad, cada uno con su arma destructora en la mano." (Ezequiel 9:1)

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Ezequiel 8:16 - Referencia Cruzada

El sacerdote tomará de la sangre de la ofrenda por el pecado y la pondrá sobre los postes de la puerta del templo, en los cuatro ángulos del zócalo del altar y sobre los postes de la puerta del atrio interior. (Ezequiel 45:19)
Después me llevó al atrio interior por la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a aquellas mismas medidas. (Ezequiel 40:28)
Entonces el Espíritu me levantó y me llevó a la puerta oriental de la casa del SEÑOR que mira al oriente. Y a la entrada de la puerta había veinticinco hombres, y entre ellos vi a Jaazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaía, jefes del pueblo. (Ezequiel 11:1)
que Tus ojos estén abiertos noche y día hacia esta casa, hacia el lugar del cual has dicho: 'Mi nombre estará allí,' para que oigas la oración que Tu siervo haga hacia este lugar. (1 Reyes 8:29)
Los querubines estaban de pie a la derecha del templo cuando el hombre entró, y la nube llenaba el atrio interior. (Ezequiel 10:3)
Entre el pórtico y el altar, Lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, Y digan: "Perdona, oh SEÑOR, a Tu pueblo, Y no entregues Tu heredad al oprobio, A la burla entre las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: 'Dónde está su Dios?'" (Joel 2:17)
A la entrada de la casa del SEÑOR, junto a la cámara de Natán Melec, el oficial que estaba en las dependencias, quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, y prendió fuego a los carros del sol. (2 Reyes 23:11)
y que haya ido y servido a otros dioses, adorándolos, o adorando al sol, a la luna o a cualquiera de las huestes celestiales (las estrellas), lo cual Yo no he mandado, (Deuteronomio 17:3)
Pero Dios se apartó de ellos y los entregó para que sirvieran (adoraran) al ejército del cielo (los cuerpos celestes), como está escrito en el libro de los profetas: '¿ACASO FUE A MI A QUIEN OFRECIERON VICTIMAS Y SACRIFICIOS EN EL DESIERTO POR CUARENTA AÑOS, CASA DE ISRAEL? (Hechos 7:42)
Ellos Me dieron la espalda, y no el rostro. Aunque les enseñaba, enseñándoles una y otra vez, no escucharon ni aceptaron corrección, (Jeremías 32:33)
y el altar de bronce, que estaba delante del SEÑOR, lo trajo de delante de la casa, de entre su altar y la casa del SEÑOR, y lo puso al lado norte de su altar. (2 Reyes 16:14)
Si he mirado al sol cuando brillaba, O a la luna marchando en esplendor, (Job 31:26)
sino que ciertamente cumpliremos toda palabra que ha salido de nuestra boca, y quemaremos sacrificios a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces teníamos bastante alimento, prosperábamos y no veíamos mal alguno. (Jeremías 44:17)
Y ten cuidado, no sea que levantes los ojos al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército del cielo, y seas impulsado a adorarlos y servirlos, cosas que el SEÑOR tu Dios ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos. (Deuteronomio 4:19)
Porque nuestros padres han sido infieles y han hecho lo malo ante los ojos del SEÑOR nuestro Dios, Lo han abandonado, han apartado sus rostros de la morada del SEÑOR y Le han vuelto las espaldas. (2 Crónicas 29:6)
Josías quitó a los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían nombrado para quemar incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, también a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, a las constelaciones y a todo el ejército de los cielos. (2 Reyes 23:5)
Entonces el Espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y la gloria del SEÑOR llenó el templo. (Ezequiel 43:5)
Por tanto, así dice el Señor DIOS: 'Porque Me has olvidado y Me has arrojado a tus espaldas, carga ahora con el castigo de tu lujuria y de tus prostituciones.'" (Ezequiel 23:35)
Salomón consagró también la parte central del atrio que estaba delante de la casa del SEÑOR, pues allí había ofrecido los holocaustos y la grasa de las ofrendas de paz, porque el altar de bronce que Salomón había hecho no podía contener el holocausto, la ofrenda de cereal y la grasa. (2 Crónicas 7:7)
Son los que dicen al leño: 'Mi padre eres tú,' Y a la piedra: 'Tú me engendraste.' Porque ellos Me han dado las espaldas, Y no el rostro; Pero en el tiempo de su calamidad dirán: 'Levántate y sálvanos.' (Jeremías 2:27)