Nueva Biblia Latinoamericana
Compré esclavos y esclavas, y tuve esclavos nacidos en casa. Tuve también ganados, vacas y ovejas, más que todos los que me precedieron en Jerusalén. (Eclesiastés 2:7)
Reuní también plata y oro para mí y el tesoro de los reyes y de las provincias. Me proveí de cantores y cantoras, y de los placeres de los hombres, de muchas concubinas. (Eclesiastés 2:8)
Me engrandecí y superé a todos los que me precedieron en Jerusalén; también la sabiduría permaneció conmigo. (Eclesiastés 2:9)
Y de todo cuanto mis ojos deseaban, nada les negué, ni privé a mi corazón de ningún placer, porque mi corazón gozaba de todo mi trabajo. Esta fue la recompensa de toda mi labor.
Consideré luego todas las obras que mis manos habían hecho y el trabajo en que me había empeñado, y resultó que todo era vanidad y correr tras el viento, y sin provecho bajo el sol. (Eclesiastés 2:11)
Yo volví, pues, a considerar la sabiduría, la locura y la insensatez. Porque ¿qué hará el hombre que venga después del rey sino lo que ya ha sido hecho? (Eclesiastés 2:12)
Y yo vi que la sabiduría sobrepasa a la insensatez, como la luz a las tinieblas. (Eclesiastés 2:13)

Otras publicaciones relacionadas con "Eclesiastés 2:10":

Omar Soto
Buscar sabiduria
En este sermón, el autor habla sobre la importancia de buscar sabiduría en Dios y cómo esto puede ayudarnos a vivir nuestras vidas diarias. Se compara la sabiduría con la riqueza y se anima a enfocarse en el presente y pensar en el futuro en momentos de adversidad. La oración es una oportunidad para pedir sabiduría y transformación personal para poder ser agentes de cambio en el mundo.


Dr. Roberto Miranda
Dónde está tu tesoro? Dónde está tu corazón?
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de confiar en Dios en tiempos de crisis y dificultad financiera. Se enfoca en la idea de almacenar tesoros en el cielo y no en lo material, y cómo la perspectiva divina es diferente a la del mundo en tiempos de crisis. El sermón también destaca la importancia de la oración en tiempos de prueba y dificultad para recordarnos que somos seres eternos. Finalmente, el pastor pide por la paz de aquellos que están sufriendo y por sabiduría para los líderes de la nación.


Eclesiastés 2:10 - Referencia Cruzada

Mejor es lo que ven los ojos que lo que el alma desea. También esto es vanidad y correr tras el viento. (Eclesiastés 6:9)
Cuando regresó, se lo contó a su padre y a su madre: "Vi en Timnat a una mujer de las hijas de los Filisteos. Ahora pues, tómenmela por mujer." (Jueces 14:2)
Hice un pacto con mis ojos, ¿Cómo podía entonces mirar a una virgen? (Job 31:1)
Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas Como águila que vuela hacia los cielos. (Proverbios 23:5)
Aparta mis ojos de mirar la vanidad, Y vivifícame en Tus caminos. (Salmos 119:37)
Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida (las riquezas), no proviene del Padre, sino del mundo. (1 Juan 2:16)
Goza de la vida con la mujer que amas todos los días de tu vida fugaz que El te ha dado bajo el sol, todos los días de tu vanidad. Porque ésta es tu parte en la vida y en el trabajo con que te afanas bajo el sol. (Eclesiastés 9:9)
Pues, ¿qué recibe el hombre de todo su trabajo y del esfuerzo de su corazón con que se afana bajo el sol? (Eclesiastés 2:22)
Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió. (Génesis 3:6)
Alégrate, joven, en tu juventud, Y tome placer tu corazón en los días de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y el gusto de tus ojos; Pero debes saber que por todas estas cosas, Dios te traerá a juicio. (Eclesiastés 11:9)
los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban. (Génesis 6:2)
He visto que no hay nada mejor para el hombre que gozarse en sus obras, porque ésa es su suerte. Porque ¿quién le hará ver lo que ha de suceder después de él? (Eclesiastés 3:22)
Cuando comas del trabajo de tus manos, Dichoso serás y te irá bien. (Salmos 128:2)
Esto es lo que yo he visto que es bueno y conveniente: comer, beber y gozarse uno de todo el trabajo en que se afana bajo el sol en los contados días de la vida que Dios le ha dado; porque ésta es su recompensa. (Eclesiastés 5:18)