Nueva Biblia Latinoamericana
Me devuelven mal por bien Para aflicción de mi alma. (Salmos 35:12)
Pero yo, cuando ellos estaban enfermos, vestía de cilicio; Humillé mi alma con ayuno, Y mi oración se repetía en mi pecho. (Salmos 35:13)
Como por mi amigo, como por mi hermano, andaba de aquí para allá; Como el que está de duelo por la madre, enlutado me encorvaba. (Salmos 35:14)
Pero ellos se alegraron en mi tropiezo, y se reunieron; Los agresores, a quienes no conocía, se juntaron contra mí; Me despedazaban sin cesar.
Como bufones impíos en una fiesta, Rechinaban sus dientes contra mí. (Salmos 35:16)
¿Hasta cuándo, Señor, estarás mirando? Rescata mi alma de sus estragos, Mi única vida de los leones. (Salmos 35:17)
En la gran congregación Te daré gracias; Entre mucha gente Te alabaré. (Salmos 35:18)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 35:15":

Charles Spurgeon
Podemos esperar un trato tierno de parte del Señor
Charles Spurgeon reflexiona sobre la protección segura del Señor y pide ser encendido de nuevo para brillar para su gloria.


Charles Spurgeon
Personas favorecidas
En este artículo, Charles Spurgeon reflexiona sobre la importancia de tener un corazón recto para poder disfrutar del favor de Dios y la comunión con Él. El salmista anhela vivir en la presencia de Dios y bendecir siempre su nombre, incluso en momentos difíciles. Spurgeon nos invita a buscar la rectitud y la integridad en todas las cosas para poder disfrutar de la presencia y el favor de Dios.


Salmos 35:15 - Referencia Cruzada

No te regocijes cuando caiga tu enemigo, Y no se alegre tu corazón cuando tropiece; (Proverbios 24:17)
Su ira me ha despedazado y me ha perseguido, Contra mí El ha rechinado los dientes; Mi adversario aguza los ojos contra mí. (Job 16:9)
Una cosa del demonio ha sido derramada sobre él, Así que cuando se acueste, no volverá a levantarse." (Salmos 41:8)
Porque he oído las murmuraciones de muchos: "¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo, vamos a denunciarlo!" Todos mis amigos de confianza, Esperando mi caída, dicen: "Tal vez será persuadido, prevaleceremos contra él Y tomaremos nuestra venganza contra él." (Jeremías 20:10)
El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. (1 Corintios 13:6)
Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta, Y la red que él mismo tendió lo prenda, ¡Que caiga en esa misma destrucción! (Salmos 35:8)
¿Acaso me he alegrado en la destrucción de mi enemigo, O me he regocijado cuando el mal le sobrevino? (Job 31:29)
Porque mis enemigos han hablado de mí; Y los que acechan mi vida han consultado entre sí, (Salmos 71:10)
Pero ahora se burlan de mí Los que son más jóvenes que yo, A cuyos padres no consideraba yo dignos De poner con los perros de mi ganado. (Job 30:1)
Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al Pretorio (Palacio), y reunieron alrededor de El a toda la tropa Romana. (Mateo 27:27)
Y algunos comenzaron a escupir a Jesús, Le cubrían el rostro y Le daban puñetazos, y Le decían: "¡Profetiza!" También los guardias Lo recibieron a bofetadas. (Marcus 14:65)
El que se burla del pobre afrenta a su Hacedor; El que se regocija de la desgracia no quedará sin castigo. (Proverbios 17:5)
Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malhechores; Me horadaron las manos y los pies. (Salmos 22:16)
Mi alma está entre leones; Tengo que acostarme entre los que vomitan fuego; Entre los hijos de los hombres, cuyos dientes son lanzas y saetas, Y cuya lengua es espada afilada. (Salmos 57:4)
Hablan de mí los que se sientan a la puerta, Y soy la canción de los borrachos. (Salmos 69:12)
Porque yo estoy a punto de caer, Y mi dolor está continuamente delante de mí. (Salmos 38:17)
Los que pasaban Lo injuriaban, meneando la cabeza (Mateo 27:39)
Pero los Judíos, llenos de envidia, llevaron algunos hombres malvados de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad. Asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. (Hechos 17:5)
Que no digan en su corazón: "¡Esto es lo que queríamos!" Que no digan: "¡Lo hemos devorado!" (Salmos 35:25)
No sea que alguno desgarre mi vida como león, Y me despedace sin que haya quien me libre. (Salmos 7:2)