Nueva Biblia Latinoamericana
Mis pasos se han mantenido firmes en Tus sendas. No han resbalado mis pies. (Salmos 17:5)
Yo Te he invocado, oh Dios, porque Tú me responderás; Inclina a mí Tu oído, escucha mi palabra. (Salmos 17:6)
Muestra maravillosamente Tu misericordia, Oh, Salvador de los que se refugian a Tu diestra Huyendo de los que se levantan contra ellos. (Salmos 17:7)
Guárdame como a la niña de Tus ojos; Escóndeme a la sombra de Tus alas
De los impíos que me despojan, De mis enemigos mortales que me rodean. (Salmos 17:9)
Han cerrado su insensible corazón ; Hablan arrogantemente con su boca. (Salmos 17:10)
Ahora han cercado nuestros pasos; Fijan sus ojos para echarnos por tierra, (Salmos 17:11)

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Salmos 17:8 - Referencia Cruzada

Que more yo en Tu tienda para siempre; Y me abrigue bajo el refugio de Tus alas. (Selah) (Salmos 61:4)
¡Cuán preciosa es, oh Dios, Tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de Tus alas. (Salmos 36:7)
Que el SEÑOR recompense tu obra y que tu pago sea completo de parte del SEÑOR, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte." (Rut 2:12)
Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi enseñanza como la niña de tus ojos. (Proverbios 7:2)
Con Sus plumas te cubre, Y bajo Sus alas hallas refugio; Escudo y baluarte es Su fidelidad. (Salmos 91:4)
Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, cuya gloria me ha enviado contra las naciones que los despojaron, porque el que los toca, toca la niña de Su ojo: (Zacarías 2:8)
¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! (Lucas 13:34)
Porque Tú has sido mi ayuda, Y a la sombra de Tus alas canto gozoso. (Salmos 63:7)
¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! (Mateo 23:37)
Para el director del coro; según tonada de "No Destruyas." Mictam de David, en la cueva, cuando huía de Saúl. Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de mí, Porque en Ti se refugia mi alma; En la sombra de Tus alas me ampararé Hasta que la destrucción pase. (Salmos 57:1)
Lo encontró en tierra desierta, En la horrenda soledad de un desierto; Lo rodeó, cuidó de él, Lo guardó como a la niña de Sus ojos. (Deuteronomio 32:10)
El que habita al amparo del Altísimo Morará a la sombra del Omnipotente. (Salmos 91:1)