Mi Dios es inmutable
Faustino de Jesús Zamora VargasDios acrisola el corazón del creyente con el fuego y la pasión de su amor a través de las pruebas. Él nunca faltará a su palabra y sus promesas. Su palabra no pasará y sus promesas se cumplirán. El cristiano de fe puede descansar en la seguridad de que Dios nunca está al margen de la vida de sus hijos, no importan ni el tiempo, ni las circunstancias.
El hombre de Dios pervive, porque vive a pesar del tiempo y de las dificultades. Desde la cruz tenemos la oportunidad de avizorar nuestro destino eterno y vivir preparándonos para el reencuentro en el día del Señor. Nuestra garantía es la inmutabilidad de Dios, la certeza de que Jesús es el mismo de ayer y que sus misericordias nos alcanzan y permiten ver su grandeza, su fidelidad, su eterno amor. “Con amor eterno te he amado” (Jeremías 31:3). Su autoridad es plena.