Mi Dios es bondad
Faustino de Jesús Zamora VargasAunque parezca un tema cuyo contenido es obvio para la mayoría de los cristianos, es necesario que no dejemos de proclamar que nuestro Dios es bondad. En Cuba – como seguramente en otros países -, donde la idolatría sube “hasta el cuello” y mil un dioses pugnan por la supremacía de la religiosidad que representan, pregonar que el Dios revelado en las Sagradas Escrituras es bondadoso, resulta muy importante.
¿Puede haber un dios que no lo sea? Pues sí, claro que los hay. Por estas tierras circulan “dioses” coléricos, vengativos, rencorosos, recelosos. Junto con la adoración, algunos “piden” dinero, otros, comidas de sacrificios especiales y casi todos se deleitan en las danzas orgiásticas y lascivas que consagran sus fieles. Son dioses diseñados para el trueque y el negocio. Si el dios en cuestión “concede” alguna petición, se le da adoración y todo lo que el jefe oficiante sugiere que le puede agradar; si no da respuesta a las súplicas de sus fieles, estos suelen pelearse con sus dioses por un tiempo indefinido o, en el peor de los casos, se consagran en duplicar o triplicar las ofrendas de todo tipo hasta que se contesten las peticiones.