Mi Dios es gracia
Faustino de Jesús Zamora Vargas¿Más gracia? ¡Imposible! ¿Más herencia? ¡Inimaginable! Los hijos de Dios somos más que bendecidos. Somos un reflejo de la gracia de Dios, increíblemente favorecidos, revestidos y armados de la gracia del Señor.
Aún con todo, el hombre anda a lo loco y el cristiano se repliega ocasionalmente en la cotidiana manera de enfrentar la vida, y el mundo le (nos) pasa la cuenta como si nada. Sin la gracia del Señor a nuestro favor, la vida para el cristiano fuera un campo minado. En este tiempo de Navidad es oportuno hablar de la gracia y meditar en la mejor manera de administrarla a los demás. Somos bendecidos para bendecir.