Mi Dios es esperanza
Faustino de Jesús Zamora VargasPor naturaleza somos impacientes; no sabemos esperar. Dios, benefactor de toda dádiva y bendición a sus hijos, conoce que la espera no es nuestro fuerte, sabe que a veces desesperamos, que nos apresuramos intentando adivinar el tiempo de Dios. Nuestro sentido de la cronología muchas veces se aleja de las sendas de Dios.
Su tiempo nos parece que nunca llega y en la desesperación disponemos el corazón para intervenir en sus planes y hacer “nuestra parte” en el asunto.