Mi Dios es santo
Milagros García KlibanskyAl leer el Salmo 89, mi alma ha quedado abrumada cuando siento en mi corazón la grandeza de mi Padre. Mi Dios es inconmensurable en su Santidad. Repasando los versículos 30-37, me doy cuenta de su inmutabilidad y fidelidad, no influenciadas por mis actitudes, sino que actúa sin prejuicios ante los errores míos.
Sé que mi Padre me va a disciplinar cada vez que yo yerre, pero estoy segura que nunca me va a abandonar. Su vara molerá mis huesos, pero no hasta destruirme.