Entonces él me dijo: 'Te ruego que te pongas junto a mí y me mates, pues la agonía se ha apoderado de mí, porque todavía estoy con vida.'
(2 Samuel 1:9)Me puse, pues, junto a él y lo maté, porque yo sabía que él no podía vivir después de haber caído. Tomé la corona que estaba en su cabeza y la pulsera que estaba en su brazo, y los he traído aquí a mi señor."
(2 Samuel 1:10)Entonces David agarró sus ropas y las rasgó, y así hicieron también todos los hombres que estaban con él.
(2 Samuel 1:11)Se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del SEÑOR y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.
David le preguntó al joven que se lo había contado: "¿De dónde eres?" "Soy hijo de un extranjero, un Amalecita," le respondió.
(2 Samuel 1:13)Y David le dijo: "¿Cómo es que no tuviste temor de extender tu mano para destruir al ungido del SEÑOR?"
(2 Samuel 1:14)Llamando David a uno de los jóvenes, le dijo: "Ve, mátalo." Y él lo hirió, y murió.
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2 Samuel 1:12 - Referencia Cruzada
¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente?
(2 Corintios 11:29)Pero Yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen,
(Mateo 5:44)En conclusión, sean todos de un mismo sentir (tengan todos armonía), compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde;
(1 Pedro 3:8)Quién me diera que mi cabeza se hiciera agua, Y mis ojos fuente de lágrimas, Para que yo llorara día y noche Por los muertos de la hija de mi pueblo.
(Jeremías 9:1)Que beben vino en tazones del altar Y se ungen con los óleos más finos, Pero no se lamentan por la ruina de José,
(Amós 6:6)Entonces todo el pueblo se llegó a David para persuadirlo a que comiera pan mientras aún era de día. Pero David juró: "Así me haga Dios y aun más, si pruebo pan o cosa alguna antes de ponerse el sol."
(2 Samuel 3:35)Pero yo, cuando ellos estaban enfermos, vestía de cilicio; Humillé mi alma con ayuno, Y mi oración se repetía en mi pecho.
(Salmos 35:13)No te regocijes cuando caiga tu enemigo, Y no se alegre tu corazón cuando tropiece;
(Proverbios 24:17)