Nueva Biblia Latinoamericana
El joven que se lo había contado, dijo: "Yo estaba por casualidad en el Monte Gilboa, y vi que Saúl estaba apoyado sobre su lanza. Y que los carros y los jinetes lo perseguían de cerca. (2 Samuel 1:6)
Al mirar él hacia atrás, me vio y me llamó. Y dije: 'Aquí estoy.' (2 Samuel 1:7)
Y él me dijo: '¿Quién eres?' Y le respondí: 'Soy un Amalecita.' (2 Samuel 1:8)
Entonces él me dijo: 'Te ruego que te pongas junto a mí y me mates, pues la agonía se ha apoderado de mí, porque todavía estoy con vida.'
Me puse, pues, junto a él y lo maté, porque yo sabía que él no podía vivir después de haber caído. Tomé la corona que estaba en su cabeza y la pulsera que estaba en su brazo, y los he traído aquí a mi señor." (2 Samuel 1:10)
Entonces David agarró sus ropas y las rasgó, y así hicieron también todos los hombres que estaban con él. (2 Samuel 1:11)
Se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del SEÑOR y por la casa de Israel, porque habían caído a espada. (2 Samuel 1:12)

Otras publicaciones relacionadas con "2 Samuel 1:9":

Isaías Rivera
El Rey ha mandado Su carro para buscarte
La historia de Mefi-boset y cómo el Rey David lo acogió en su mesa a pesar de su discapacidad, enseñando la importancia de reconocer el valor humano y ofrecer protección y seguridad.


Dr. Roberto Miranda
Guerra Espiritual (Parte 2)
Este artículo habla sobre la importancia de estar alerta y preparados en la guerra espiritual contra el enemigo, rodearnos de gente sabia y madura en el Espíritu Santo para recibir consejo y discernimiento en nuestras decisiones, y ser temerosos de Dios y obedientes a su voluntad. También se menciona la importancia de discernir cuándo es tiempo de perdonar y cuándo es tiempo de actuar con violencia, y se pide a la iglesia que declare la palabra de Dios en seriedad y rectitud.


2 Samuel 1:9 - Referencia Cruzada