Los Judíos entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin de que los cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo, porque ese día de reposo era muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los llevaran.
(Juan 19:31)Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y también las del otro que había sido crucificado con Jesús.
(Juan 19:32)Cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas;
(Juan 19:33)pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.
Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean.
(Juan 19:35)Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: "NO SERA QUEBRADO HUESO SUYO."
(Juan 19:36)Y también otra Escritura dice: "MIRARAN A AQUEL QUE TRASPASARON."
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Juan 19:34 - Referencia Cruzada
Y ahora, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando Su nombre.'
(Hechos 22:16)Si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad.
(1 Juan 1:6)Este es Aquél que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
(1 Juan 5:6)Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la novilla, rociadas sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne,
(Hebreos 9:13)Y le respondí: "Señor mío, usted lo sabe." Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
(Apocalipsis 7:14)El se dio por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD y PURIFICAR PARA SI UN PUEBLO PARA POSESION SUYA, celoso de buenas obras.
(Tito 2:14)El nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo,
(Tito 3:5)Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
(Hebreos 10:19)Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención,
(1 Corintios 1:30)¡Jamás me lavarás los pies!" Le dijo Pedro. "Si no te lavo, no tienes parte conmigo," le respondió Jesús.
(Juan 13:8)Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
(1 Corintios 6:11)Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y Me mirarán a Mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito.
(Zacarías 12:10)En aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza.
(Zacarías 13:1)Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré.
(Ezequiel 36:25)Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
(Salmos 51:7)Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora los salva a ustedes, no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia, mediante la resurrección de Jesucristo,
(1 Pedro 3:21)Al día siguiente, que es el día después de la preparación, se reunieron ante Pilato los principales sacerdotes y los Fariseos,
(Mateo 27:62)para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra,
(Efesios 5:26)y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con Su sangre,
(Apocalipsis 1:5)el Espíritu, el agua, y la sangre, y los tres concuerdan.
(1 Juan 5:8)Y según la Ley, casi todo ha de ser purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
(Hebreos 9:22)