Nueva Biblia Latinoamericana
Dios celoso y vengador es el SEÑOR; Vengador es el SEÑOR e irascible. El SEÑOR se venga de Sus adversarios, Y guarda rencor a Sus enemigos. (Nahúm 1:2)
El SEÑOR es lento para la ira y grande en poder, Y ciertamente el SEÑOR no dejará sin castigo al culpable. En el torbellino y la tempestad está Su camino, Y las nubes son el polvo de Sus pies. (Nahúm 1:3)
El reprende al mar y lo hace secar, Y todos los ríos agota. Languidecen Basán y el Carmelo, Y las flores del Líbano se marchitan. (Nahúm 1:4)
Los montes tiemblan ante El, Y los collados se derriten. Sí, en Su presencia se levanta la tierra, El mundo y todos los que en él habitan.
En presencia de Su indignación, ¿quién resistirá? ¿Quién se mantendrá en pie ante el ardor de Su ira? Su furor se derrama como fuego, Y las rocas se despedazan ante El. (Nahúm 1:6)
Bueno es el SEÑOR, Una fortaleza en el día de la angustia, Y conoce a los que en El se refugian. (Nahúm 1:7)
Pero con inundación desbordante Pondrá fin a su lugar (a Nínive), Y perseguirá a Sus enemigos aun en las tinieblas. (Nahúm 1:8)

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Nahúm 1:5 - Referencia Cruzada

A ustedes, montes, que saltan como carneros, Y a ustedes, collados, que saltan como corderitos? (Salmos 114:6)
Los montes se estremecieron ante la presencia del SEÑOR, Aquel Sinaí, ante la presencia del SEÑOR, Dios de Israel. (Jueces 5:5)
Entonces la tierra se estremeció y tembló, Los cimientos de los cielos temblaron Y fueron sacudidos, porque El se indignó. (2 Samuel 22:8)
Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; Dio El Su voz, y la tierra se derritió. (Salmos 46:6)
Tembló la tierra; También se derramaron los cielos ante la presencia de Dios; El Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel. (Salmos 68:8)
Te vieron los montes y temblaron, El diluvio de aguas pasó; Dio el abismo su voz, Levantó en alto sus manos. (Habacuc 3:10)
Los montes saltaron como carneros, Y los collados como corderitos. (Salmos 114:4)
Ruja el mar y cuanto contiene, El mundo y los que en él habitan. (Salmos 98:7)
Pero los cielos y la tierra actuales están reservados por Su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos. (2 Pedro 3:7)
Todo el Monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. (Éxodo 19:18)
La voz del SEÑOR rompe los cedros; Sí, el SEÑOR hace pedazos los cedros del Líbano; (Salmos 29:5)
Miré a los montes, y temblaban, Y todas las colinas se estremecían. (Jeremías 4:24)
Porque el día del SEÑOR de los ejércitos vendrá Contra todo el que es soberbio y orgulloso, Contra todo el que se ha ensalzado, Y serán abatidos. (Isaías 2:12)
Sus relámpagos iluminaron el mundo; La tierra vio y se estremeció. (Salmos 97:4)
¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras! Si los montes se estremecieran ante Tu presencia (Isaías 64:1)
En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron; (Mateo 27:51)
Vi un gran trono blanco y a Aquél que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. (Apocalipsis 20:11)
Y se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendiendo del cielo, y acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. (Mateo 28:2)
Debajo de El los montes se derretirán, Y los valles se partirán, Como la cera ante el fuego, Como las aguas derramadas por una pendiente. (Miqueas 1:4)