Nueva Biblia Latinoamericana
El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; Los juicios del SEÑOR son verdaderos, todos ellos justos; (Salmos 19:9)
Deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, Más dulces que la miel y que el destilar del panal. (Salmos 19:10)
Además, Tu siervo es amonestado por ellos; En guardarlos hay gran recompensa. (Salmos 19:11)
¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos.
Guarda también a Tu siervo de pecados de soberbia; Que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro, Y seré absuelto de gran transgresión. (Salmos 19:13)
Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, Oh SEÑOR, roca mía y Redentor mío. (Salmos 19:14)
Para el director del coro. Salmo de David. Que el SEÑOR te responda en el día de la angustia; Que el nombre del Dios de Jacob te ponga en alto. (Salmos 20:1)

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Salmos 19:12 - Referencia Cruzada

Yo nací en iniquidad, Y en pecado me concibió mi madre. (Salmos 51:5)
Todos nosotros somos como el inmundo, Y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas. Todos nos marchitamos como una hoja, Y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran. (Isaías 64:6)
Pero en el segundo, sólo entra el sumo sacerdote una vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia. (Hebreos 9:7)
Instrúyanme, y yo me callaré; Muéstrenme en qué he errado. (Job 6:24)
Has puesto nuestras iniquidades delante de Ti, Nuestros pecados secretos a la luz de Tu presencia. (Salmos 90:8)
Di a los Israelitas: 'Si alguien peca inadvertidamente en cualquiera de las cosas que el SEÑOR ha mandado que no se hagan, y hace alguna de ellas; (Levítico 4:2)
Más engañoso que todo, es el corazón, Y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá? (Jeremías 17:9)
Las iniquidades prevalecen contra mí, Pero nuestras transgresiones Tú las perdonas. (Salmos 65:3)
Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis inquietudes. (Salmos 139:23)
Lávame por completo de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. (Salmos 51:2)
Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; Desde lejos comprendes mis pensamientos. (Salmos 139:2)
Pero si andamos en la Luz, como El está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:7)
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Es muy elevado, no lo puedo alcanzar. (Salmos 139:6)
Porque me rodean males sin número; Mis iniquidades me han alcanzado, y no puedo ver; Son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, Y el corazón me falla. (Salmos 40:12)
Porque no estoy consciente de nada en contra mía. Pero no por eso estoy sin culpa, pues el que me juzga es el Señor. (1 Corintios 4:4)