Las resurrecciones cuestan
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En Filipenses 3:7-11, el Apóstol Pablo habla sobre cómo consideró todas sus ganancias como pérdidas por amor a Cristo y cómo todo lo que tenía ahora lo consideraba basura para ganar a Cristo. La resurrección de Cristo tiene tres dimensiones importantes: es una promesa de vida eterna para nosotros, valida el carácter divino de Jesús y nos da el poder para vivir vidas victoriosas aquí y ahora. Pero, para vivir en el poder de la resurrección, como lo hizo Pablo, debemos considerar el precio que se debe pagar en sufrimiento y adversidad. Pablo escribió la Epístola a los filipenses mientras estaba en una cárcel romana y, a pesar de sus circunstancias difíciles, su carta está llena de gozo y paz. El poder de la resurrección se manifestó en la vida de Pablo a través de su ministerio glorioso, sanidades, profecía
El poder de Dios no llega fácilmente, y Pablo pagó un alto precio en sufrimientos y pruebas para obtenerlo. A menudo, detrás del poder de Dios en una vida hay un precio que se ha pagado en sufrimientos, pruebas y sacrificios. Pablo tuvo que despojarse de su ilustre pasado para poder entrar en su llamado apostólico. Si queremos conocer a Cristo y el poder de su resurrección, debemos despojarnos de las cosas que nos impiden hacerlo. Para llegar al poder de la resurrección, hay que someterse a la disciplina divina y al entrenamiento del soldado cristiano. Si queremos el poder de Dios en nuestras vidas, debemos estar dispuestos a pagar el precio y derramar lágrimas, sangre y sudor.
El predicador comparte sobre la importancia de vivir una vida cristiana auténtica y comprometida, que requiere sacrificio y entrega continua. Destaca la necesidad de vaciarse y despojarse de las cosas que impiden que la naturaleza divina se manifieste en nosotros, y de estar dispuestos a sufrir y participar en los padecimientos de Cristo para conocer el poder de su resurrección. Finalmente, hace un llamado a entregarse a Cristo y a vivir en su poder, y algunos responden levantando la mano y entregando sus vidas al Señor.
El predicador invita a los presentes a entregar su vida al Señor y a recibir al Espíritu Santo. Hace una oración de entrega y pide que se invite al Espíritu Santo a entrar. Luego, declara la llenura y bautismo del Espíritu Santo sobre los presentes y les anima a adorar al Señor y a declararse libres y sanos. Finalmente, les bendice y les anima a llenarse de la gloria de Dios.Filipenses Capítulo 3, versículos 13 al 11. Léalo conmigo de alguna manera, creo que está puesto. Pues escúchenlo o léalo en su Biblia. Dice la palabra del Señor, y estas son palabras del Apóstol Pablo hablando a sus lectores en la ciudad de Filipos. Dice el Apóstol Pablo:
“... Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado –en otras palabras, las he considerado-, como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo todo por basura para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo. La justicia que es de Dios por la fe....”