Una iglesia de carne y hueso
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
El pasaje de Lucas 24:36-43 nos muestra que la Resurrección de Jesucristo no solo asegura nuestra vida eterna y nuestra propia resurrección en la Segunda Venida, sino que también tiene consecuencias para el ahora y el aquí. La Resurrección ha invadido la realidad humana y el ámbito del tiempo y el espacio, y ha abierto una potencialidad espiritual donde el poder de Dios puede manifestarse en nosotros. Si estamos en Cristo, habitamos una nueva realidad donde lo divino y lo humano se mezclan de una manera diferente a la encarnación meramente. Jesús, en su cuerpo glorificado, caminó sobre la Tierra después de la Resurrección para declarar la victoria de Dios sobre la muerte y para mostrarnos que habitamos en una nueva potencialidad y dimensión en el poder de la Resurrección.
En este sermón, el Pastor explica la importancia de entender que Jesucristo resucitó en un cuerpo físico, no en un espíritu. Esta corporeidad de Jesús glorificado le permite conectarse con nosotros de una forma que un espíritu no podría hacerlo, lo que es importante para nuestra relación con Él. La humanidad de Jesús glorificada debe ser entendida como algo real y accesible para nosotros, y no como una espiritualidad farisaica y barata. La Iglesia debe ser campechana, realista y accesible para la gente, rescatando la materia y celebrando la vida.
En este sermón, el Dr. Roberto Miranda habla sobre la importancia de la Iglesia de ser una comunidad que celebra el cuerpo resucitado de Jesús y de estar en sintonía con la humanidad y la realidad concreta. También enfatiza la importancia de hablar sobre la sexualidad y la necesidad de una sexualidad sana y equilibrada en la juventud. Finalmente, exhorta a la congregación a tener una visión más amplia y emocionante del cielo y del futuro de laLucas 24:36. Y dice la palabra del Señor: "Mientras ellos aún hablaban de estas cosas…” es decir, de la Resurrección de Jesucristo –el revuelo que hubo alrededor del hecho de que Cristo había resucitado, ellos comentaban acerca de estas cosas– “Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: ‘Paz a vosotros, Shalom’, les dijo, entonces "espantados y atemorizados pensaban que veían a un espíritu", y eso es muy... o que veían un espíritu, que veían un fantasma en otras palabras. En el griego original la idea es que pensaban que estaban viendo un fantasma –un ghost–, esa era la idea. Pero Él les dijo: "¿Por qué estáis turbados y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?" y este versículo es clave para lo que yo quiero desarrollar en este momento. "Mirad mis manos y mis pies que yo mismo soy, que yo mismo soy. Palpad y ved porque un espíritu no tiene carne ni huesos" Lucas 24:39. Este es el versículo clave de todo este pasaje, yo podría inclusive leer solamente ese Versículo como base. "Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo".
Fíjense lo que Él dijo allí, ¿no?: no espiritualicemos demasiado las cosas, ¿no? Dice aquí, "un espíritu no tiene ni carne ni huesos, como veis que yo tengo", porque a veces, ¿cuántas veces hemos tratado de espiritualizar un poco el Cristo resucitado? y quizás lo vemos con una túnica blanca, semitransparente como un espíritu; pero miren que aquí dice que tenía "carne y huesos". Nos atrevemos a decir que también tenía intestinos, ¡guau! ¿Se atreven ustedes a pensar eso?, que tenía corazón y esófago, que tenía costillas, ¿hm?, es decir dele carne a Jesús en ese momento, no le quite su carne al Señor. Dice aquí bien claro "un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo". Él tenía sangre que estaba corriendo por sus venas. Visualizénlo en toda su corporeidad en ese momento, que eso es muy importante.