La santidad es el requisito para que Dios obre en tu vida y a través de ti
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En esta serie de sermones sobre la santidad, el pastor enfatiza la importancia de entender que la santidad no es simplemente apartarnos de cosas negativas, sino también prepararnos para servir al Señor y vestirnos de cosas buenas. La santidad es un proceso que abarca todas las áreas de nuestra vida, incluyendo nuestras emociones, actitudes y relaciones. Como pueblo de sacerdotes, somos llamados a ser santos delante del Señor y nuestra identidad nos lleva a la santidad. La santidad es también
La santidad es necesaria para recibir las bendiciones de Dios y es la plataforma para la manifestación de su poder en nuestras vidas. La santidad también nos protege de los ataques del enemigo y es la mejor forma de guerra espiritual. Sin embargo, la santidad es un proceso y no un estado, y todos luchamos contra nuestras inclinaciones al pecado. Es importante ser honestos acerca de nuestras luchas y confesar nuestros pecados, pero también declarar nuestra libertad en Cristo Jesús.
La santidad es un proceso que dura toda la vida y requiere lucha y conflicto interior. Es una decisión deliberada y un reconocimiento sincero y activo de nuestra condición pecaminosa. La santidad no es producto de nuestro esfuerzo, sino que dependemos de la ayuda del Espíritu Santo y la vida de Cristo en nosotros. Debemos tomar una decisión y consagrarnos a Dios, y luego seguir adelante confiando en Él para completar su obra en nuestras vidas. La santidad es una combinación de gracia y esfuerzo, y debemos mantener un equilibrio entre ambas para perseverar en el camino hacia la santidad.
La santidad requiere reconocimiento sincero y activo de nuestra condición pecaminosa. No se trata de ansiedad o rigidez, sino de paz y dependencia del Señor. La justificación ya se dio por medio de Jesús, así que la santidad es un fruto de justicia, no una forma de salvarse. La santidad no se limita a lo sexual o moral, sino que tiene que ver con todo nuestro ser y nuestras relaciones humanas. Dios nos llama a una vida santa y agradable a él, y debemos consagrar todo a él, incluyendo nuestro trabajo, hogar, familia, sexualidad y apetitos. Todo debe ser entregado al Señor como un sacrificio vivo y santo.Quiero continuar con esta serie que está dentro de una serie sobre la santidad, porque siento que el Señor nos ha llamado a meditar sobre esto, reforzar esos fundamentos, ponerlos bien sólidos en nuestras vidas, nuestras mentes como iglesia. Siento que este es un llamado de Dios en este año que hemos llamado un año de definición.
Recordarán ese mensaje que Dios me dio para compartir con ustedes la víspera de Año Nuevo, de definirnos como iglesia, definirnos como individuos, definirnos en el llamado de Dios para nuestras vidas y definir también lo que creemos, lo que somos y hemos estado hablando de diferentes cosas que distinguen a nuestra iglesia, elementos de nuestra fe, nuestra teología.